Eran aproximadamente ñas 11:15 de la noche de mayo de 1999, cuando me despertó un llanto desconsolado. Me levanté de mi cama para ver de quien era ese llanto que no me dejaba dormir. Al llegar a la recámara de mi madre lo que escuché me dejo sin aliento, era la voz de mi madre que decía...
Señor ya me siento vieja, cansada, y quisiera que me llevaras contigo para no sufrir más. Tengo unos hijos maravillosos pero creo que ya se han olvidado de mi, ya casi no vienen a verme y yo los extraño mucho pero no les digo nada, uno está en el otro lado y tal vez no lo vuelva a ver, pero me consuela que está bien con su familia y los otros no me ven como yo quisiera... Pero tu sabes lo que haces, solo te pido que me los cuides mucho Señor. Amén
Al terminar de escuchar esto caminé hacia mi cuarto y me quedé pensando... "DIOS QUE HEMOS HECHO CON NUESTRA MADRE".
Y me dije "Tengo que hacer algo". A la mañana siguiente les hablé a mis hermanos y les conté lo que sucedió y decidimos darle una sorpresa para el día de las madres. Le hablamos a mi hermano que está en el otro lado y dijo que estaría aquí para ese día.
Transcurrieron los días, se llegó el día 9 de mayo, eran como las 10:30 de la noche y vi a mi madre muy contenta y me dijo que tal vez Dios le daría la sorpresa de su vida, algo que ella tanto le había pedido, y sonrió. Yo no le dije nada. Se llegó el 10 de mayo eran como las 6:30 de la mañana, me habló mi hermano para decirme que todo estaba arreglado que venía para la casa.
Entonces colgué el teléfono y fui a la recámara de mi madre y la vi dormida y no la quise molestar. Me fui a la cocina para prepararle el desayuno y se lo llevé hasta su cama. Al tocarla la sentí muy fría y le hablé; mamacita está listo el desayuno y no me contestó, para mi sorpresa mi madre estaba muerta. Con tristeza en la cara grité MAMACITA... ¿"Porque Señor, porque nos la quitasteis?
En ese momento se escucharon las mañanitas en la puerta de mi casa, me asome por la ventana y eran mis hermanos todos reunidos sin saber que la sorpresa que le íbamos a dar a ella, ella nos la dio primero. Salí a recibir a mis hermanos, el llanto no me dejaba hablar ni ver nada, solamente entraron y vieron a mi madre tendida en su lecho. Corrieron a abrazarla y besarla con el llanto en sus ojos y preguntándose porque tenía que pasar esto. Y yo les dije lo que había escuchado la noche del día 5 de mayo. Nosotros nunca nos preocupamos por ella.
Siempre pensando en nuestros problemas, sabiendo que ella también sufría y nunca se quejó con ninguno de nosotros. Tal vez Dios por eso se la llevó, para que no sufriera más.
Hoy mis hermanos y yo lloramos la muerte de nuestra madre, pero ustedes mis amigos cuiden a su madre porque nadie sabe cuando llegue el momento de su partida, pero antes que llegue denle todo el amor que tengan porque una madre lo es todo, pero todo en la vida de un hijo. Por favor ¡CUIDENLA!
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