Wednesday, March 25, 2015

LA GRAN ENTRADA

“Vayan a la aldea que tienen ante ustedes. Al entrar en ella van a encontrar atado un burrito sobre el cual nadie se ha montado. Desátenlo y tráiganlo acá.” - Marcos 11:2

Tú y yo somos personas con serios problemas de pecados, culpas, y desesperanzas. Al igual que el burro de esta historia, estamos atados. No servimos para nada, sólo producimos gastos porque ocupamos espacio y nos tienen que alimentar. Pero qué hermosa analogía vemos aquí: una vez desatados por orden de Jesús, una vez que recibimos la salvación que viene de las alturas, del trono mismo de Dios, servimos para algo, así como sirvió el burro para entrar a Jesús a Jerusalén.

¿Qué cosas te tienen atado? ¿Qué pecados te tienen inquieto y te impiden disfrutar la cabalgata junto a Jesús? Cualesquiera sean esas cosas, no hay nada que en este momento te impida gritar: “Salva 
Señor, ¡ahora!” Después de todo, para eso Jesús hizo esa gran entrada: para cambiar nuestra vida, para traernos paz, y para darnos la esperanza de la resurrección.

Gracias, Padre, porque enviaste a Jesús, desde las alturas, para traernos salvación y desatarnos del mal. Amén.

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