Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estad firmes. Efesios 6:13
Hoy, no solamente procuraré vestirme apropiadamente para mi trabajo o para ir a los estudios, sino que además de eso, necesito vestirme apropiadamente para salir al mundo espiritual.
El Apóstol Pablo me orienta hoy, acerca de que no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades y contra gobernadores de las tinieblas y por tanto; por ese motivo, no puedo andar descuidadamente y no preocuparme por vestirme apropiadamente hoy para enfrentar tales batallas. Hoy necesito tomar toda la armadura de Dios.
Cuanto descanso obtengo al pensar que no es mi armadura, sino la armadura de Dios; esto me hace comprender que si bien es cierto estaré involucrado hoy en batalla espirituales también es cierto que Dios me ha equipado para tal fin.
Yo no tengo que buscar mis propias vestiduras espirituales, la armadura que necesito es la armadura de Dios; y lo que si debo hacer es acercarme hoy a él, a Dios, como mi jefe y capitán para recibir de él, la armadura apropiada. Y necesito vestirme con toda, no con una parte, sino con toda.
¿Para que debo vestirme hoy con toda la armadura de Dios?
Para poder resistir en el día malo. Cual es ese día malo? El día cuando las cosas parecen complicarse. No es que los días sean malos en sí; pero las cosas que suceden en el día hacen que veamos el día como malo.
El día malo podría ser hoy y yo necesito resistir. No huir. Yo no quiero ser de los que huyen en el día malo. El mundo está llenándose de gente que huye pero no enfrentan. Ahora, yo no puedo enfrentar sin estar bien vestido con toda la armadura de Dios.
El verso termina diciéndome: Y habiendo acabado todo, estad firmes. Oh si; El día malo no siempre dura; todo lo desagradable y oscuro terminará.
Por difícil que sea la situación; siempre terminará; pero la conclusión más dramática será, que cuando todo eso oscuro, malo y terrible termine. Que todavía este firme. Y estaré firme no por mi propia fuerza; sino por la fuerza de Dios.
Señor, que satisfacción siento al saber que me llevas a nuevas experiencias hoy. Experiencias duras porque hoy podría ser un día de batalla; pero tú me das la armadura y quiero ponérmela toda, para poder resistir. Y cuando resista veré tu poder en acción dentro de mí y a través de mi.
Cuando todo lo malo y difícil termine, hoy, con una sonrisa levantaré mi rostro ante ti y ante el mundo porque todavía estaré firme. Amen.
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