Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. Mateo 25:13
Nadie sabe la hora del regreso de Cristo. Debemos vivir en forma sobria y santa, y siempre atentos a su venida. Los creyentes no deben desatender sus responsabilidades diarias, sino que siempre deben trabajar y vivir para agradar al Señor.
El evangelio no es sólo lo que creemos sino también lo que debemos vivir. El Espíritu Santo no guía en fidelidad, de modo que podamos evitar la lujuria y el engaño. Viva como si esperara el regreso de Cristo en cualquier momento. Que no lo tome desprevenido. Amén
Tuesday, August 29, 2017
QUE LOS GIGANTES VAYAN SALIENDO
Así fue como David venció al filisteo: con una honda y una piedra. 1 Samuel 17:40-51
Los niños aprenden y recuerdan con lujo de detalles esta historia: el gigante enorme, acorazado y armado, brabucón incansable, burlón y arrogantemente vanidoso; David jovencito, armado con una honda casera y cinco piedras recién juntadas en el arroyo. Lo cierto es que David no pensó en lo desparejo de la situación sino que, antes bien, comparó al gigante con la fuerza de Dios, y las armas del gigante con las armas de Dios. Su victoria estaba asegurada ya antes de ir a la batalla.
Jesús enfrentó al gigante del pecado y de la muerte con el arma de la cruz. A simple vista, la confrontación del poder del mal con dos palos atravesados parece ridícula. Pero Jesús, al igual que David, midió la fuerza y las armas de Dios, y con ellas fue a la batalla. Cuando lo vieron colgando “impotente” en la cruz, y cuando lo colocaron inerte en la tumba fría, sus seguidores pensaron que había perdido la batalla. Sin embargo, a pesar de su coraza, el pecado no pudo evitar ser herido de muerte por la sangre preciosa de Cristo. Cuando el Señor resucitó, se paró encima de la muerte y la remató, y en todo el mundo se supo del Dios de Israel.
Jesús es nuestro campeón. Él comparte con nosotros su victoria. Todavía tiene muchas piedras en su morral para herir de muerte a nuestros enemigos. Siempre habrá gigantes brabucones que nos asusten con sus amenazas y con su figura acorazada, y enemigos que se burlen de nuestro Dios y de su gracia. ¿Cómo los enfrentaremos? Contando con la fuerza y las armas de Dios: la cruz y la tumba vacía.
Gracias, Padre, porque no hay gigante que Jesús no pueda vencer. En él y por él, nosotros también cantamos victoria. Amén.
Los niños aprenden y recuerdan con lujo de detalles esta historia: el gigante enorme, acorazado y armado, brabucón incansable, burlón y arrogantemente vanidoso; David jovencito, armado con una honda casera y cinco piedras recién juntadas en el arroyo. Lo cierto es que David no pensó en lo desparejo de la situación sino que, antes bien, comparó al gigante con la fuerza de Dios, y las armas del gigante con las armas de Dios. Su victoria estaba asegurada ya antes de ir a la batalla.
Jesús enfrentó al gigante del pecado y de la muerte con el arma de la cruz. A simple vista, la confrontación del poder del mal con dos palos atravesados parece ridícula. Pero Jesús, al igual que David, midió la fuerza y las armas de Dios, y con ellas fue a la batalla. Cuando lo vieron colgando “impotente” en la cruz, y cuando lo colocaron inerte en la tumba fría, sus seguidores pensaron que había perdido la batalla. Sin embargo, a pesar de su coraza, el pecado no pudo evitar ser herido de muerte por la sangre preciosa de Cristo. Cuando el Señor resucitó, se paró encima de la muerte y la remató, y en todo el mundo se supo del Dios de Israel.
Jesús es nuestro campeón. Él comparte con nosotros su victoria. Todavía tiene muchas piedras en su morral para herir de muerte a nuestros enemigos. Siempre habrá gigantes brabucones que nos asusten con sus amenazas y con su figura acorazada, y enemigos que se burlen de nuestro Dios y de su gracia. ¿Cómo los enfrentaremos? Contando con la fuerza y las armas de Dios: la cruz y la tumba vacía.
Gracias, Padre, porque no hay gigante que Jesús no pueda vencer. En él y por él, nosotros también cantamos victoria. Amén.
Friday, August 25, 2017
EXPREXIONES DE ALABANZA
SALMOS 34:1-3
1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.
2 En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
3 Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.
Glorificar al Señor no se limita a rendirle culto en la iglesia, sino que la alabanza debe impregnar la vida del creyente. Una manera de alabar al Señor es con nuestra voz. Podemos adorarle con nuestras palabras o cantándole. Los escritores de los salmos ponían su adoración en palabras, y su amor en música. La verdadera adoración fluye de los labios de los creyentes que se centran en los atributos de Dios. Desean honrarle, por ser Él quien es, lo que ha hecho, y lo que ha prometido para el futuro.
La adoración genuina le permite al Señor llenar nuestra mente y corazón con su presencia. Sin embargo, alabarlo por el motivo equivocado es un acto vacío. Por ejemplo, si levantamos nuestras manos y cantamos en voz alta solamente porque el hacer esto nos hace sentir bien, lo que buscamos es la exaltación emocional. Esta clase de “alabanza” vana y egoísta no llega al cielo.
Nuestro Dios es alabado cuando le servimos. Las personas han sido creadas para que glorifiquen y honren su nombre. Por tanto, nada debe limitar nuestro deseo de trabajar para el Rey, sobre todo cuando tenemos la oportunidad de darlo a conocer a los demás. Cristo es honrado cuando sus seguidores hablan con osadía de su gracia y de su obra; el testimonio de los creyentes es una manera estupenda de alabanza que enaltece el nombre de Dios.
Jesucristo vale más que cualquier tesoro que ofrezca este mundo. Amarle, y entender lo que Él ha hecho por usted, debe ser toda la motivación que usted necesita para alabarle con su vida. No se limite a cantar; sírvale para su reino y comparta el evangelio. Ayude a que el trono de Dios resuene de adoración.
1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.
2 En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán.
3 Engrandeced a Jehová conmigo, y exaltemos a una su nombre.
Glorificar al Señor no se limita a rendirle culto en la iglesia, sino que la alabanza debe impregnar la vida del creyente. Una manera de alabar al Señor es con nuestra voz. Podemos adorarle con nuestras palabras o cantándole. Los escritores de los salmos ponían su adoración en palabras, y su amor en música. La verdadera adoración fluye de los labios de los creyentes que se centran en los atributos de Dios. Desean honrarle, por ser Él quien es, lo que ha hecho, y lo que ha prometido para el futuro.
La adoración genuina le permite al Señor llenar nuestra mente y corazón con su presencia. Sin embargo, alabarlo por el motivo equivocado es un acto vacío. Por ejemplo, si levantamos nuestras manos y cantamos en voz alta solamente porque el hacer esto nos hace sentir bien, lo que buscamos es la exaltación emocional. Esta clase de “alabanza” vana y egoísta no llega al cielo.
Nuestro Dios es alabado cuando le servimos. Las personas han sido creadas para que glorifiquen y honren su nombre. Por tanto, nada debe limitar nuestro deseo de trabajar para el Rey, sobre todo cuando tenemos la oportunidad de darlo a conocer a los demás. Cristo es honrado cuando sus seguidores hablan con osadía de su gracia y de su obra; el testimonio de los creyentes es una manera estupenda de alabanza que enaltece el nombre de Dios.
Jesucristo vale más que cualquier tesoro que ofrezca este mundo. Amarle, y entender lo que Él ha hecho por usted, debe ser toda la motivación que usted necesita para alabarle con su vida. No se limite a cantar; sírvale para su reino y comparta el evangelio. Ayude a que el trono de Dios resuene de adoración.
Thursday, August 24, 2017
REFLEXION
Llevábamos allí varios días, cuando bajó de Judea un profeta llamado Ágabo. Éste vino a vernos y, tomando el cinturón de Pablo, se ató con él de pies y manos, y dijo: -Así dice el Espíritu Santo: “De esta manera atarán los judíos de Jerusalén al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los gentiles”. Al oír esto, nosotros y los de aquel lugar le rogamos a Pablo que no subiera a Jerusalén. -¿Por qué lloran? ¡Me parten el alma! –respondió Pablo-. Por el nombre del Señor Jesús estoy dispuesto no sólo a ser atado sino también a morir en Jerusalén. Como no se dejaba convencer, desistimos exclamando: -¡Que se haga la voluntad del Señor! Hechos 21:10-14
Padre, salva nuestras almas. Libra nuestras vidas de la tormenta, la espada, los piratas y las serpientes. Provéenos de una isla de refugio para que podamos continuar hacia nuestro verdadero puerto. Para tu eterna gloria te lo pedimos. Amén
Padre, salva nuestras almas. Libra nuestras vidas de la tormenta, la espada, los piratas y las serpientes. Provéenos de una isla de refugio para que podamos continuar hacia nuestro verdadero puerto. Para tu eterna gloria te lo pedimos. Amén
Tuesday, August 22, 2017
UN DÍA DE REPOSO SOMBRÍO
Así como Cristo descansó una vez en la popa de una embarcación en medio de una furiosa tormenta, también descansó en la tumba mientras dentro de sus discípulos rugían las tormentas. Un día después de la muerte del Señor, el temor, la duda y tristeza deben haber entrado en un ciclo interminable en sus mentes. Debieron recordar qué sintieron al estar en un mar agitado, alimentar a miles con unos pocos panes, o ver las mortajas de Lázaro apiladas sobre la tierra. Sin duda alguna, tenían sus corazones perplejos al contemplar estas cosas.
La débil fe de los discípulos no debería sorprendernos, porque para ser sinceros, vemos esto en nosotros mismos. Los “hombres de poca fe”, como los llamaba a menudo Jesús, no creyeron o no recordaban las cosas que el Señor había dicho de sí mismo: Que pondría su vida y la tomaría otra vez. De haber tenido sus seguidores estas cosas en sus corazones, ese día de reposo habría sido un tiempo de gozosa expectación.
A veces, Dios parece ausente en nuestras vidas, pero al final sabemos que Él nunca nos dejará (Hebreos 13:5). Y, a diferencia de los discípulos, nunca experimentaremos la sombría perspectiva de un Salvador derrotado. Pero muchas veces olvidamos las promesas de Dios. Frente a la incertidumbre, ¿con qué frecuencia nos volvemos a un cristianismo del “hazlo tú mismo” para solucionar nuestros problemas?
Muy a menudo no vemos más allá de nuestras propias soluciones, cuando lo que necesitamos es el maravilloso poder en acción de la resurrección de Cristo, y una actitud de humildad mientras esperamos en Él. Si estamos dispuestos a esperar en la oscuridad de la noche, podemos descansar sabiendo que llegará la mañana.
La débil fe de los discípulos no debería sorprendernos, porque para ser sinceros, vemos esto en nosotros mismos. Los “hombres de poca fe”, como los llamaba a menudo Jesús, no creyeron o no recordaban las cosas que el Señor había dicho de sí mismo: Que pondría su vida y la tomaría otra vez. De haber tenido sus seguidores estas cosas en sus corazones, ese día de reposo habría sido un tiempo de gozosa expectación.
A veces, Dios parece ausente en nuestras vidas, pero al final sabemos que Él nunca nos dejará (Hebreos 13:5). Y, a diferencia de los discípulos, nunca experimentaremos la sombría perspectiva de un Salvador derrotado. Pero muchas veces olvidamos las promesas de Dios. Frente a la incertidumbre, ¿con qué frecuencia nos volvemos a un cristianismo del “hazlo tú mismo” para solucionar nuestros problemas?
Muy a menudo no vemos más allá de nuestras propias soluciones, cuando lo que necesitamos es el maravilloso poder en acción de la resurrección de Cristo, y una actitud de humildad mientras esperamos en Él. Si estamos dispuestos a esperar en la oscuridad de la noche, podemos descansar sabiendo que llegará la mañana.
MUERTOS PARA VIVIR
Hace ya bastante tiempo, un hombre de familia tubo que elegir entre Dios o sus seres más queridos. Eran creyentes en un país, donde el nombre de Jesús era blasfemia para ellos. El padre de familia era predicador y su temor no estaba sobre los hombres, sino sobre Dios; es por ello que insistía en predicar de la salvación por medio de Jesús. Muchas veces le pegaron y metieron en la cárcel, pero a el le fortalecía el sufrimiento por causa del nombre que es sobre todo nombre "Jesús de Nazaret".
Una de tantas, se reunieron los mandatarios de aquella ciudad y dijeron; veamos que fe tiene este hombre en su Dios. Cogieron a ese predicador y su familia: su hijo, su hija y esposa y los metieron en un foso de tierra ya preparado.
Las gentes de esa ciudad gritaban: "muerte al predicador". Los mandatarios le daban a elegir y le decían: o niegas a ese tal Jesús o te enterramos vivo a ti y tu familia. Después de algunos minutos de gran silencio, se escucha la voz de la más pequeña de la familia, "papa, papa Dios nos esta esperando".
El varón de Dios expone su ultima predicación, rechazando la petición del pueblo. Los enterraron vivos sin escuchar grito alguno. A los pocos años; cientos de personas que gritaron "muerte al predicador", se convertidor a ese Jesús que ellos rechazaban con gran furia.
Escrito está, lo que el hombre sembrare eso recogerá. Ese hombre de Dios sembró algo más que una semilla, sembró su propia vida y la de los suyos, y recogió cientos de hermanos para toda la eternidad. Dios bendiga a hombres y mujeres como este predicador, que un día leyeron MUERTOS PARA VIVIR
Hace ya bastante tiempo, un hombre de familia tubo que elegir entre Dios o sus seres más queridos. Eran creyentes en un país, donde el nombre de Jesús era blasfemia para ellos. El padre de familia era predicador y su temor no estaba sobre los hombres, sino sobre Dios; es por ello que insistía en predicar de la salvación por medio de Jesús. Muchas veces le pegaron y metieron en la cárcel, pero a el le fortalecía el sufrimiento por causa del nombre que es sobre todo nombre "Jesús de Nazaret".
Una de tantas, se reunieron los mandatarios de aquella ciudad y dijeron; veamos que fe tiene este hombre en su Dios. Cogieron a ese predicador y su familia: su hijo, su hija y esposa y los metieron en un foso de tierra ya preparado.
La gente de esa ciudad gritaban: "muerte al predicador". Los mandatarios le daban a elegir y le decían: o niegas a ese tal Jesús o te enterramos vivo a ti y tu familia. Después de algunos minutos de gran silencio, se escucha la voz de la más pequeña de la familia, "papa, papa Dios nos esta esperando".
El varón de Dios expone su ultima predicación, rechazando la petición del pueblo. Los enterraron vivos sin escuchar grito alguno. A los pocos años; cientos de personas que gritaron "muerte al predicador", se convertidor a ese Jesús que ellos rechazaban con gran furia.
Escrito está, lo que el hombre sembrare eso recogerá. Ese hombre de Dios sembró algo más que una semilla, sembró su propia vida y la de los suyos, y recogió cientos de hermanos para toda la eternidad. Dios bendiga a hombres y mujeres como este predicador, que un día leyeron en Mateo16:24. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su Cruz cada día y sígame.
Una de tantas, se reunieron los mandatarios de aquella ciudad y dijeron; veamos que fe tiene este hombre en su Dios. Cogieron a ese predicador y su familia: su hijo, su hija y esposa y los metieron en un foso de tierra ya preparado.
Las gentes de esa ciudad gritaban: "muerte al predicador". Los mandatarios le daban a elegir y le decían: o niegas a ese tal Jesús o te enterramos vivo a ti y tu familia. Después de algunos minutos de gran silencio, se escucha la voz de la más pequeña de la familia, "papa, papa Dios nos esta esperando".
El varón de Dios expone su ultima predicación, rechazando la petición del pueblo. Los enterraron vivos sin escuchar grito alguno. A los pocos años; cientos de personas que gritaron "muerte al predicador", se convertidor a ese Jesús que ellos rechazaban con gran furia.
Escrito está, lo que el hombre sembrare eso recogerá. Ese hombre de Dios sembró algo más que una semilla, sembró su propia vida y la de los suyos, y recogió cientos de hermanos para toda la eternidad. Dios bendiga a hombres y mujeres como este predicador, que un día leyeron MUERTOS PARA VIVIR
Hace ya bastante tiempo, un hombre de familia tubo que elegir entre Dios o sus seres más queridos. Eran creyentes en un país, donde el nombre de Jesús era blasfemia para ellos. El padre de familia era predicador y su temor no estaba sobre los hombres, sino sobre Dios; es por ello que insistía en predicar de la salvación por medio de Jesús. Muchas veces le pegaron y metieron en la cárcel, pero a el le fortalecía el sufrimiento por causa del nombre que es sobre todo nombre "Jesús de Nazaret".
Una de tantas, se reunieron los mandatarios de aquella ciudad y dijeron; veamos que fe tiene este hombre en su Dios. Cogieron a ese predicador y su familia: su hijo, su hija y esposa y los metieron en un foso de tierra ya preparado.
La gente de esa ciudad gritaban: "muerte al predicador". Los mandatarios le daban a elegir y le decían: o niegas a ese tal Jesús o te enterramos vivo a ti y tu familia. Después de algunos minutos de gran silencio, se escucha la voz de la más pequeña de la familia, "papa, papa Dios nos esta esperando".
El varón de Dios expone su ultima predicación, rechazando la petición del pueblo. Los enterraron vivos sin escuchar grito alguno. A los pocos años; cientos de personas que gritaron "muerte al predicador", se convertidor a ese Jesús que ellos rechazaban con gran furia.
Escrito está, lo que el hombre sembrare eso recogerá. Ese hombre de Dios sembró algo más que una semilla, sembró su propia vida y la de los suyos, y recogió cientos de hermanos para toda la eternidad. Dios bendiga a hombres y mujeres como este predicador, que un día leyeron en Mateo16:24. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su Cruz cada día y sígame.
Wednesday, August 16, 2017
DIOS PROTEGE A SU PUEBLO
Salmos 125:1-5
1 Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre.
2 Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, Así Jehová está alrededor de su pueblo Desde ahora y para siempre.
3 Porque no reposará la vara de la impiedad sobre la heredad de los justos; No sea que extiendan los justos sus manos a la iniquidad.
4 Haz bien, oh Jehová, a los buenos, Y a los que son rectos en su corazón.
5 Mas a los que se apartan tras sus perversidades, Jehová los llevará con los que hacen iniquidad; Paz sea sobre Israel.
1 Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, Que no se mueve, sino que permanece para siempre.
2 Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, Así Jehová está alrededor de su pueblo Desde ahora y para siempre.
3 Porque no reposará la vara de la impiedad sobre la heredad de los justos; No sea que extiendan los justos sus manos a la iniquidad.
4 Haz bien, oh Jehová, a los buenos, Y a los que son rectos en su corazón.
5 Mas a los que se apartan tras sus perversidades, Jehová los llevará con los que hacen iniquidad; Paz sea sobre Israel.
VIDA ETERNA
Juan 3:16
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jesús nos ofrece vida eterna. Nos invita a empezar a vivir en una relación personal y eterna con Él, que se inicia ahora. Aunque debamos crecer y más tarde morir, confiando en Él tendremos una nueva vida que perdura para siempre.
Debido a que Jesús es Dios, vive para siempre. Antes de que el mundo existiera, vivió con Dios y reinará con Él para siempre. En el libro de Juan vemos a Jesús revelado en poder y magnificencia aún antes de su resurrección. Amén
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Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Jesús nos ofrece vida eterna. Nos invita a empezar a vivir en una relación personal y eterna con Él, que se inicia ahora. Aunque debamos crecer y más tarde morir, confiando en Él tendremos una nueva vida que perdura para siempre.
Debido a que Jesús es Dios, vive para siempre. Antes de que el mundo existiera, vivió con Dios y reinará con Él para siempre. En el libro de Juan vemos a Jesús revelado en poder y magnificencia aún antes de su resurrección. Amén
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EL PECADO
Romanos 6:23
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
El pecado es no querer hacer la voluntad de Dios y fallar en cumplir todo lo que Él quiere. Desde la rebelión de Adán en contra de Dios, desobedecemos por naturaleza. Nuestro pecado nos aparta de Dios. El pecado nos impulsa a vivir a nuestro antojo en lugar de hacerlo como Dios desea. Debido a que Dios es moralmente perfecto, justo e inmaculado, está en su derecho de condenar el pecado.
Toda persona ha pecado, ya sea por rebelión contra Dios o por obviar su voluntad. Sin importar nuestros antecedentes ni todo el esfuerzo que hagamos para llevar vidas morales y correctas, no podemos salvarnos ni limpiarnos de pecados. Sólo Cristo puede hacerlo. Amén
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
El pecado es no querer hacer la voluntad de Dios y fallar en cumplir todo lo que Él quiere. Desde la rebelión de Adán en contra de Dios, desobedecemos por naturaleza. Nuestro pecado nos aparta de Dios. El pecado nos impulsa a vivir a nuestro antojo en lugar de hacerlo como Dios desea. Debido a que Dios es moralmente perfecto, justo e inmaculado, está en su derecho de condenar el pecado.
Toda persona ha pecado, ya sea por rebelión contra Dios o por obviar su voluntad. Sin importar nuestros antecedentes ni todo el esfuerzo que hagamos para llevar vidas morales y correctas, no podemos salvarnos ni limpiarnos de pecados. Sólo Cristo puede hacerlo. Amén
Sunday, August 6, 2017
REFLEXION
Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. Miqueas 6:8
Te odio, grita y sale corriendo de la habitación. Palabras de una niña lanzadas como dardos emocionales. Quizás aprendió la frase de sus padres o a lo mejor es solo un estallido del pozo interno de la naturaleza pecadora. Sea cual fuere el caso, el odio y el amor se han convertido en palabras favoritas, muy trilladas, arrojadas al descuido a objetos, situaciones e incluso a la gente.
La ligereza con que se usan las palabras como amor y odio las han privado de significado. Ya no entendemos afirmaciones que describen a un Dios amoroso que aborrece el pecado. Así describimos a Dios como amable y bondadoso un debilucho cósmico. Y nuestro concepto de lo que Él aborrece lo atenúa el pensamiento sin sabiduría y las falsas concepciones.
Las palabras de los profetas contrastan tremendamente con esos malentendidos. Él aborrece el pecado y se levanta como juez justo, listo para impartir el castigo a todos los que desafían sus reglas. El amor de Dios es real. También es real el hecho de enviar a su Hijo, el Mesías para salvar y tomar el lugar del pecador en el juicio. El amor y el odio van juntos; ambos son eternos, irresistibles e insondables.
Te odio, grita y sale corriendo de la habitación. Palabras de una niña lanzadas como dardos emocionales. Quizás aprendió la frase de sus padres o a lo mejor es solo un estallido del pozo interno de la naturaleza pecadora. Sea cual fuere el caso, el odio y el amor se han convertido en palabras favoritas, muy trilladas, arrojadas al descuido a objetos, situaciones e incluso a la gente.
La ligereza con que se usan las palabras como amor y odio las han privado de significado. Ya no entendemos afirmaciones que describen a un Dios amoroso que aborrece el pecado. Así describimos a Dios como amable y bondadoso un debilucho cósmico. Y nuestro concepto de lo que Él aborrece lo atenúa el pensamiento sin sabiduría y las falsas concepciones.
Las palabras de los profetas contrastan tremendamente con esos malentendidos. Él aborrece el pecado y se levanta como juez justo, listo para impartir el castigo a todos los que desafían sus reglas. El amor de Dios es real. También es real el hecho de enviar a su Hijo, el Mesías para salvar y tomar el lugar del pecador en el juicio. El amor y el odio van juntos; ambos son eternos, irresistibles e insondables.
Saturday, August 5, 2017
¿COMO PUEDE ACERCARSE A DIOS?
1. Sométanse a Dios. Santiago 4:7. Ríndase a su autoridad y voluntad y entregue su vida a Él y a su control, y este deseoso de seguirlo.
2. Resista al diablo. Santiago 4:7. No permita que satanás lo seduzca y tiente.
3. Limpiad las manos; purificas vuestros corazones (es decir, lleve una vida pura) Santiago 4:8. Límpiese del pecado; sustituya sus deseos de pecar por los deseos de experimentar la pureza de Dios.
4. Afligíos y lamentad y llorad con sincero pesar por sus pecados Santiago 4:9. No tenga temor de expresar profunda tristeza de corazón oírlo que usted ha hecho.
5. Humillaos delante del Señor, y Él lo pondrá en alto. Santiago 4:10; 1 Pedro 5:6.
Humillarnos significa reconocer que nuestro valor viene solo de Dios. Ser humilde implica el actuar con su poder de acuerdo con su guía, no con nuestros propios esfuerzos. Aunque no merecemos su favor, Él nos ama y nos da valor y dignidad a pesar de nuestros defectos humanos.
2. Resista al diablo. Santiago 4:7. No permita que satanás lo seduzca y tiente.
3. Limpiad las manos; purificas vuestros corazones (es decir, lleve una vida pura) Santiago 4:8. Límpiese del pecado; sustituya sus deseos de pecar por los deseos de experimentar la pureza de Dios.
4. Afligíos y lamentad y llorad con sincero pesar por sus pecados Santiago 4:9. No tenga temor de expresar profunda tristeza de corazón oírlo que usted ha hecho.
5. Humillaos delante del Señor, y Él lo pondrá en alto. Santiago 4:10; 1 Pedro 5:6.
Humillarnos significa reconocer que nuestro valor viene solo de Dios. Ser humilde implica el actuar con su poder de acuerdo con su guía, no con nuestros propios esfuerzos. Aunque no merecemos su favor, Él nos ama y nos da valor y dignidad a pesar de nuestros defectos humanos.
HABLAR
Cuando nuestro hablar es motivado por Satanás; Está lleno de:
Celos amargos
Ambición egoísta
Preocupaciones y deseos terrenales
Pensamientos e ideas no espirituales
Desorden
Maldad
Cuando nuestro hablar es motivado por Dios y su sabiduría; Está lleno de:
Misericordia
Amor por otros
Paz
Cortesía
Sumisión
Sinceridad
Imparcialidad
Justicia
Celos amargos
Ambición egoísta
Preocupaciones y deseos terrenales
Pensamientos e ideas no espirituales
Desorden
Maldad
Cuando nuestro hablar es motivado por Dios y su sabiduría; Está lleno de:
Misericordia
Amor por otros
Paz
Cortesía
Sumisión
Sinceridad
Imparcialidad
Justicia
¿TE GUSTARIA RECIBIR EL PERDÓN DE DIOS?
No hay nada que podamos hacer para ganar la salvación; somos salvos por la gracia de Dios cuando tenemos fe en su Hijo Jesucristo. Sólo tienes que reconocer que eres pecador, que Cristo murió por nuestros pecados, y pedir, con una oración, Su perdón. Orar es simplemente hablar con Dios. Él te conoce y te ama. Lo más importante para Él es la actitud de tu corazón: la honestidad. Sugerimos hacer la siguiente oración para aceptar a Jesucristo como Salvador:
Querido Señor Jesús, Sé que soy un pecador. Te pido perdón y me aparto del pecado. Creo que moriste por mis pecados y resucitaste para darme una nueva vida. Te entrego el control de mi vida. Te invito a entrar en mi corazón y en mi vida. Confío en ti como mi Señor y Salvador por el resto de mi vida. En tu nombre, Amén.
Querido Señor Jesús, Sé que soy un pecador. Te pido perdón y me aparto del pecado. Creo que moriste por mis pecados y resucitaste para darme una nueva vida. Te entrego el control de mi vida. Te invito a entrar en mi corazón y en mi vida. Confío en ti como mi Señor y Salvador por el resto de mi vida. En tu nombre, Amén.
ORACION
Padre, mi corazón está dolido. Siento que estoy cargando mucho yo solo. Palabras como abrumador, perturbado, exhausto describen el lugar en donde me encuentro ahora mismo. No estoy seguro como dejarte cargar con este pesar, por favor, enséñame. Tómalo.
Permíteme descansar y refresca mi ser para que mi corazón no esté dolido ni pesado esta mañana. En el nombre de Jesús. Amén.
Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús. Filipenses 4:6,7
Permíteme descansar y refresca mi ser para que mi corazón no esté dolido ni pesado esta mañana. En el nombre de Jesús. Amén.
Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús. Filipenses 4:6,7
REFLEXION
Jeremías 17:19,20
19 Así me ha dicho Jehová: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y ponte en todas las puertas de Jerusalén,
20 y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas.
Ora:
14 Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.
15 He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora!
16 Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia.
17 No me seas tú por espanto, pues mi refugio eres tú en el día malo.
18 Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo; asómbrense ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos día malo, y quebrántalos con doble quebrantamiento. Jeremías 17:14-18
19 Así me ha dicho Jehová: Ve y ponte a la puerta de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes de Judá, y ponte en todas las puertas de Jerusalén,
20 y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén que entráis por estas puertas.
Ora:
14 Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.
15 He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está la palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora!
16 Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo, ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo que de mi boca ha salido, fue en tu presencia.
17 No me seas tú por espanto, pues mi refugio eres tú en el día malo.
18 Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence yo; asómbrense ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos día malo, y quebrántalos con doble quebrantamiento. Jeremías 17:14-18
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