Friday, September 1, 2017

JESUCRISTO, EL HIJO DE DIOS

JUAN 20:31
Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

En los versículos de hoy, Juan quiere que sepamos “que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Pero, ¿por qué es tan importante que creamos que Él es el Hijo de Dios? La razón más obvia es porque nuestra salvación, y por tanto nuestro destino eterno, depende de nuestra fe en esta verdad. Pero, después de ser salvos, la divina identidad de Cristo debe seguir transformándonos.

Primero, el Hijo ofrece una comprensión más profunda del Padre. Puesto que Jesús es Dios y hombre, Él está singularmente capacitado para ayudarnos de esta manera. Cuando estudiamos su vida, los aspectos del carácter y los caminos de Dios que son difíciles de captar por nuestra mente humana, cobran vida por la enseñanza y el ejemplo de Cristo.

También nos muestra lo que podemos llegar a ser. El Señor ha prometido transformar a cada de cada uno de sus seguidores a la semejanza de su Hijo. Aunque nunca seremos perfectos, ni tendremos los atributos divinos de Cristo, podemos tener su carácter en nuestras vidas si nos sometemos al Espíritu Santo. Cristo es nuestro ejemplo de las actitudes, palabras y acciones que agradan a Dios.

Otra manera como el Señor nos afecta, es inspirándonos gratitud. Reconocer el sacrificio que Él hizo por nosotros al dejar las glorias del cielo para ser nuestro Salvador, nos llena de alabanza y agradecimiento.

Permita que Jesús le motive a tener una vida de pureza. Puesto que Él mora en cada creyente por medio de su Santo Espíritu, en nuestras vidas no tienen cabida pensamientos, actitudes, palabras y acciones egoístas y pecaminosas. Esté consciente de que Él está siempre con usted, y deje que Él dirija sus decisiones y purifique su vida.

CASI

Casimira, casi todo y casi nada.

La llamaban Casi cuando casi andaba, y al cumplir los siete Casi fue al colegio, pero la maestra casi no enseñaba.

Pues siendo la Casi una adolescente, casi niña, casi dama, encontró a un mozuelo a quien Casi amaba.

Pero un día el muchacho, casi sin mirarla dejó a la Casi, casi destrozada.

Y se fue a un convento la buena de Casi queriendo ser santa, y casi fue monja...

Pero un día enterada de que el chico moría, se volvió a su casa y cuidó del chico como de casada.

Y el chico murió casi sin besarla, y Casi fue viuda, al menos en su alma.

Hoy Casi, cansada de su vida extraña, casi ni se peina, y desenfadada, cuenta de algún modo que fue casi todo, sin ser casi nada.

La verdad es que la tal Casimira, a la que llamaban Casi, representa a un crecido número de personas que nos rodean. Son personas que llevan una vida que no tiene verdadero propósito. No se sienten realizadas porque no han hecho nada que las lleve a tal estado de ánimo. En lo que toca a las relaciones humanas, su vida es un desastre. Se enamoran del amor, y por lo tanto de cualquiera que, con fingida sinceridad, les manifiesta que las quieren. Y cuando el objeto de su amor no les corresponde, ni siquiera por unos instantes engañosos, toman decisiones súbitas, equívocas, con el corazón quebrantado. No tienen buenas relaciones con nadie, y sin embargo dependen de los demás para ser felices. ¡Con razón que se sienten totalmente frustradas!
—Tomado de Un Mensaje A La Conciencia

REFLEXION

Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. ‭‭1 Juan‬ ‭4:1‬‬

Ora: - Señor, necesito escucharte aun en los detalles. En mi espíritu, ayúdame a escuchar Tu voz. En mi desesperación, no me permitas ser engañado. Pero si lo fuera, si fuere engañado y llevado por el mal camino, por favor prevalece y en Tu misericordiosa providencia, guíame Tú Señor Jehová, todos y cada uno de mis días. Amén.