Tuesday, October 25, 2016

SIERVO DE ABUNDANCIA

Hace algún tiempo, atravesé un tiempo de cansancio. Había ministrado por varios días viviendo un hermoso mover del Espíritu Santo en cada lugar donde me toco ministrar , pero aun así después de esta hermosa experiencia me sentía muy agotado que me llevó a confrontar al Señor en oración de esta manera:

"Oh Señor, nunca me he sentido tan cansado en toda mi vida como hoy. Es como si no pudiera continuar. Mi mente está tan agotada que no creo que pueda llegar a dar mi próximo mensaje. Tienes que venir y quitar esta pesada carga que has puesto en mi vida, en el ministerio, solo Tú puedes dar fuerzas a mi vida: Señor por favor, ayúdame”

El Espíritu Santo vendría y me ministraría, pero no de la manera que yo creía que lo iba a hacer; quería muestra de cariño, aliento y comprensión. Y aunque todas esas cosas sucederían, serían diferentes a las que yo esperaba que fueran.

Progresivamente el Señor me guió a 2 Corintios 9:6-11, diciéndome que todo lo que necesitaba figuraba en el pasaje de esta Escritura.

6. Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.

7. Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

8. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;

9. como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre.

10. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia,

11. para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Leí y releí el pasaje, pero no encontré nada en él. Finalmente, cerré mi Biblia y oré: “Señor, estoy confundido. No veo aquí nada que pueda ayudar o alentar mi vida”.

En el contexto de estos versículos, Pablo estaba hablando a la iglesia de Corinto como debía preparar una ofrenda que iba a ser destinada a los santos que sufrían una gran hambruna en la ciudad de Jerusalén. El les instaba a dar generosamente, pero no de mala manera, sino como los macedonios que habían ofrendado a pesar de su pobreza.

Entonces pregunté: – Señor, ¿que tiene que ver todo esto conmigo? Si estoy en la necesidad del abatido, del agotado y aún para ayudar aquellos cuyos recursos se hallan en quiebras. Qué es lo que quieres decir.

Finalmente, el Espíritu habló con firmeza pero a la vez amorosamente a mi hombre interior: Sergio esto tiene que ver en la forma que servimos a Dios , no solo dar dinero o ayudar a los pobres , sino servir a Dios con un espíritu generoso y alegre.

Te llamé al ministerio no para vivir un ministerio de escasez y de miseria. ¡Todo lo que necesitas está a su disposición! La fuerza, el reposo, la energía, la capacidad, el gozo y el ánimo. No hay razón para que tu trabajo sea con tristeza, y sobrecarga. ¡Tienes acceso a toda la fuerza y ​​la alegría!

Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Colosenses 3:17

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