Dedica tiempo en medio de tu día a pedirle al Señor que te envuelva con su presencia, que te dé su aliento sin fin, y su ayuda fiel. Y, como resultado, sé un vaso que lleve presencia, ánimo y ayuda a otros.
Salmo 119:116
Sostenme conforme a tu promesa, para que viva, y no dejes que me avergüence de mi esperanza.
Salmos 54:4
He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor es el que sostiene mi alma.
Isaías 41:10
No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.
Salmos 25:20
Guarda mi alma y líbrame; no sea yo avergonzado, porque en ti me refugio.
Salmos 37:24
Cuando caiga, no quedará derribado, porque el SEÑOR sostiene su mano.
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