Apocalipsis 7:12
La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos.
Un hombre que se emocionaba demasiado en la iglesia. Continuamente gritaba: “¡Alabado sea el Señor!” Un día, unos miembros de su congregación vinieron a hablarle cuando él araba sus campos. Al terminar de platicar, él inclinó su rostro y explicó: “Sé que es verdad. He interrumpido los cultos, pero saben, me siento ahí y pienso todo lo que el Señor ha hecho por mí: Cómo murió en agonía, y derramó su sangre en la cruz por mí, cómo Él ha perdonado todos mis pecados, cómo me ha llenado del Espíritu Santo y, ¡cuida de mi mula mientras le alabo!”
Si ser salvo y saber que irá al cielo no lo emociona, usted tiene callos en su alma. ¡Es emocionante conocer al Señor Jesucristo!
¿Cuándo fue la última vez que usted levantó sus manos y grito: Alabado sea el Señor? Quizás ahora mismo sea un buen tiempo para hacerlo.
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