LA MUERTE EN LA BOLSA

Al mirar a un lado, Juan vio un pequeño objeto que le llamó la atención y lo cogió para examinarlo, echándoselo después a la bolsa. 

Tranquilino estaba mirando aquellos movimientos y se fue a curiosear, preguntando qué se había encontrado. 

- No sé – dijo Juan, y sacó el objeto de la bolsa; pero con tan mala suerte que el objeto se le zafó de la mano y cayó sobre una dura piedra. Se escuchó una tremenda explosión y los dos hombres cayeron muertos, con el cuerpo destrozado. Aquel “pequeño” objeto era nada menos que una bomba fragmentaria de gran poder explosivo, la cual con el golpe sobre la piedra, estalló y destrozó los cuerpos de los incautos. 

Cuantos incautos hay en el mundo que, por un “momento” de placer; por un “simple” probar; por un sencillo “entrar” a ciertos lugares, o por “corto” acompañar a ciertas personas, se echan la muerte en la bolsa, sin saber que muy pronto estallará la bomba asesina, que les destrozará no solamente el cuerpo, sino también el alma, ocasionándoles la muerte eterna.