“Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas.Entonces Isaac dijo a su hijo: ¿Cómo es que la hallaste tan pronto, hijo mío? Y él respondió: Porque Jehová tu Dios hizo que la encontrase delante de mí.
E Isaac dijo a Jacob: Acércate ahora, y te palparé, hijo mío, por si eres mi hijo Esaú o no.Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú.Y no le conoció, porque sus manos eran vellosas como las manos de Esaú; y le bendijo.” Génesis 27:19-23
Ésta es la parte de la historia en la que Jacob engaña a su padre para obtener su bendición, era el hijo mayor quién debía ser bendecido, sin embargo Jacob era el menor. Lo que siempre me pareció injusto fue que a pesar de su mentira y engaño, al final recibió la bendición de su padre, que por ende tendría que estar respaldada por nuestro Dios, se podría decir que le fue bien a pesar de haber engañado.
Me sorprendió enterarme que Dios ya le había prometido a Jacob ésta bendición en capítulos anteriores: “El mayor servirá al menor” Génesis 25:3. Es decir, iba a ser bendecido de todas maneras. Jacob no necesitaba engañar a su padre porque la promesa ya era para él, pero lo recibiría en el tiempo oportuno. Su impaciencia no solo dividió a su familia, sino que también tuvo que irse de su tierra por escapar de su hermano.
No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra. Gálatas 6:7
La verdad es que podemos tener todo lo que deseamos, pero al final recibiremos una amarga cosecha si no obtuvimos las cosas de forma honesta. Jacob sembró engaño y traición, eso mismo fue lo que recibió. Si seguimos leyendo la historia, nos enteramos que su suegro Labán lo engañó y tuvo que trabajar catorce años gratis para él. Como no era bien recibido en su tierra tuvo que aislarse y sobrevivir para que su hermano no lo matara. Es verdad que Dios lo bendijo, pero no pasó por alto lo que sembró.
¿Has visto cristianos que les vaya bien por un medio que a Dios no le agrada?
Debes entender que ésta ley se cumplirá aunque llevemos la unción de Dios, ahora o después de años, porque aunque seas un buen cristiano que ora y lee su palabra, si has sembrado engaño, aunque ahora parezca que te vaya bien, en su tiempo recibirás los frutos de esa siembra.
Recuerdo que fui a cambiar dólares y el librecambista confundió un billete de menor valor por uno mayor que me entregó, por un momento pasó por mi cabeza ¿será una bendición? Parte mía quería irse con el dinero y estoy segura que lo hubiera disfrutado, pero lo devolví de inmediato para que mi carne no me ganara. Poco después pasó una escena similar, cuando me encontraba con mi madre en la que no permitieron que ella fuera engañada.
Ése día me di cuenta que lo que sembré en ese momento se estaba manifestando con personas honestas rodeándome y bendiciendo también a mi familia. ¡No uses un medio carnal para tener una bendición, en su tiempo recibirás lo que sembraste! Sé paciente y cuida tu santidad. Hoy decide caminar correctamente, decide recibir buenos frutos andando en santidad y esperando pacientemente las promesas de Dios.
¡No te desesperes, Él sabe el tiempo oportuno en el que te dará lo que anhelas y necesitas!
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