Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. —Lucas 2:7
Cuando Grace Ditmanson Adams era niña, a fines de los años 20, solía viajar con sus padres misioneros por el interior de China. Más tarde, escribió sobre esos viajes y los lugares abarrotados donde pasaban la noche: posadas en aldeas llenas de gente que tosía, estornudaba, fumaba, bebés que lloraban y niños que se quejaban. Su familia colocaba colchonetas sobre tablas apoyadas en caballetes, en una habitación grande junto con todos los demás.
Una noche nevada llegaron a una posada y la encontraron totalmente colmada. El posadero expresó su pesar, luego hizo una pausa, y dijo: «Síganme». Los llevó a una habitación contigua que se utilizaba para almacenar paja y equipo agrícola. Allí durmieron en un lugar tranquilo para ellos solos.
Después de aquel incidente, siempre que Grace leía que María «dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón» (Lucas 2:7), veía el relato de manera diferente. Mientras que algunos describían al posadero como un ejemplo de la humanidad indiferente y pecaminosa que rechazó al Salvador, Grace dijo: «Verdaderamente, creo que el Dios Todopoderoso utilizó al posadero como la persona que dispuso un lugar más saludable que la abarrotada posada, un lugar de privacidad».
Con los ojos de la fe vemos la provisión de Dios para María. Descubre maneras en que Él provee para ti.
No comments:
Post a Comment
Gracias por visitarnos. Sigue visitando la página e invita a otros a visitarla también. Dios le bendiga.
Note: Only a member of this blog may post a comment.