Te estoy invitando a mantener encendido el altar de la oración y la adoración, el altar de mi presencia. En los altares derramaré mi fuego, un fuego de poder, un fuego que desata el cielo sobre la tierra, un fuego de testimonio, un fuego que alumbra, un fuego que consume. Es tiempo de mantener encendido el altar no solamente en tu casa o en la iglesia, sino que mantenlo encendido en tu oficina, en el lugar donde trabajas, en el lugar donde estudias, en el lugar donde sirves a los demás. Yo derramaré el fuego de mi presencia en las empresas, en los colegios, escuelas y universidades, en los auditorios, en los estudios de radio y televisión, en los escenarios deportivos y de arte, en las calles, en las cárceles, en los hospitales, en los parques y en las calles, en los congresos y senados, en las oficinas de gobierno y de justicia, en las sedes de policía y en los cuarteles militares, en medio de los campos agrícolas y en los barcos pesqueros y mercantes, en todos los lugares donde un altar sea levantado allí desataré el fuego del cielo y esto servirá para que los que te rodean reconozcan mi poder y mi señorío, para que se vuelvan a mi y yo los salve, los sane y los transforme, declara el Señor.
1 Reyes 18:24,38,39
24 Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.
38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.
39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!
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