Porque la paciencia os es necesaria; para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Hebreos 10:36
He visto pastores, algunos de ministerios grandes, exitosos, repentinamente renunciar al ministerio, sin ningún mayor evento o tropiezo que preceda su retiro. Cuando la gente se retira de un ministerio, matrimonio o aún de la vida suele ser porque empiezan a perder el vapor durante un tiempo que requiere firmeza. No suele ser el reto, pero en lugar de ello la ausencia de un reto, que pone a prueba nuestra fe.
Santiago 1:2-4
2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,
3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
4 Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
Para dejar que la perseverancia tenga un resultado perfecto, tienes que perseverar en la perseverancia.
Hebreos 12:1,2
1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
Algún tiempo atrás nuestro club de canoas entró a competir una competencia de treinta y dos millas. El comienzo de la competencia fue emocionante. Los botes se golpeaban unos con otros, peleándose por ser el primero. Sentimos el apuro de la competencia y cada competidor estaba estimulado por la pura adrenalina.
Después de un rato, los botes se dispersaron. Después de catorce millas, se sintió como si fuéramos la única canoa en el océano. Los otros botes estaban tan lejos que apenas podíamos distinguirlos. Faltando dieciocho millas, nos sentimos fatigados. Estábamos solos y cansados de tratar con ninguna señal de la línea de llegada a la vista. Estábamos en el medio de una etapa de firmeza.
En medio de la fatiga, tuvimos que recordar todo lo que los entrenadores nos enseñaron acerca de la extensión de nuestros brazos, la posición de nuestros cuerpos, a donde tenemos que estar viendo, y como movernos y cambiar de un lado al otro de la canoa sin romper el ritmo. El movimiento básico debía ser ejecutado lo mejor posible y cada uno de nosotros tenía que continuar a pesar de la fatiga. Remando una y otra vez, tuvimos que permanecer en el trayecto por dieciocho millas más. En ese período de firmeza se determinan los ganadores o todo esta perdido.
Así es con la vida. Durante las “etapas de firmeza” desarrollamos las cualidades del carácter que Dios diseño que poseamos. Podemos transferir estas cualidades a otras áreas de nuestra vida. Por ejemplo, la paciencia que aprendemos como padres se transfiere cuando trabajamos con otros. Las cualidades de perseverancia y lealtad que desarrollamos en el trabajo se transfieren a nuestros matrimonios. Cualidades de carácter transferibles se pueden desarrollar, pero solo cuando se permanece en el trayecto y le permitimos a Dios trabajar en nuestras vidas.
Señor, Quiero hoy permanecer firme a tu lado a pesar de las circunstancias adversas. Amén.
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