Ciertamente lo que tengo que decirte hoy es sal de debajo del enebro, ya no es tiempo de estar aplastado, deprimido, cabizbajo, en desperdicio de tu propósito, si has estado en una batalla dura, levántate, sacúdete, limpia tu armadura, y comienza a caminar, porque hay un nuevo ejército que enfrentar, nuevas armas que usar, estrategias diferentes que ejecutar; cierra este ciclo de derrota, de temor, de cansancio y de agotamiento, pues hay una nueva misión en la cual trabajar.
Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. 1 Reyes 19:4,5
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