20 Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre;
21 Átalos siempre en tu corazón, Enlázalos a tu cuello.
22 Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes.
23 Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen.
Es natural y bueno para los niños, a medida que maduran, ir independizándose poco a poco de sus padres. Sin embargo, los adultos jóvenes, deben cuidarse de no tener oídos sordos para sus padres: rechazar su consejo cuando más lo necesitan . Si usted lucha con una decisión o busca un consejo, analícelo con sus padres o con otros adultos mayores que lo conozcan bien. Los años de experiencia que le llevan de ventaja pueden haberles dado la sabiduría que usted busca. Amén
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