Con lo rayos del sol de un nuevo día, veo unos rostros tranquilos, seguros de su descanso y que en sus mejillas podía ver el color de vida que tienen sus corazones, al verlas en sus camas a mis tres hijas, me dije: “¿Cuál de ella se parecerá mas a mí o a él?” Entonces me entró ese deseo de que el tiempo pase volando y poder verlas jovencitas. Pero, después dije :
“¿Cuáles, serán los anhelos en sus pequeños corazones?”. Y todas mis inquietudes las entregué a Dios, pidiendo que mis hijas sean:
Las que un día, te busquen para agradecerte por todo lo ocurrido.
Las que puedan llevar cargas y entregártelas a ti.
Las que solo busquen tu dirección y hacer tu divina voluntad.
Las que cuando caigan puedan levantarse sin quejarse.
Las que con su mirada, reflejen tu amor y bondad.
Las que te sirvan con su trabajo, en agradecimiento.
Las que puedan seguir tus pasos, bajo tus consejos.
Las que con su ayuda incondicional se ganen la confianza de los demás.
Las que con sus obras ganen el respeto de los que les rodean.
Las que con su sonrisa lleven alegría y demuestren gratitud.
Las que con sus labios hablen de bondad y misericordia.
Las que con sus hechos dejen huellas ejemplares.
Las que edifiquen sus casas con sabiduría.
Las que anhelen que en sus hijos, se cumpla lo mismo que yo pido.
El mejor regalo que le podamos dar a nuestras hijas e hijos, es una oración sincera pidiendo a Dios que el propósito divino se cumpla en sus vidas.
Ahora, Dios mío, te ruego que tus ojos se mantengan abiertos, y atentos tus oídos a las oraciones que se eleven en este lugar. 2 Crónicas 6:40
Los ojos del Señor están sobre los justos,y sus oídos, atentos a sus oraciones. Salmo 34:15
El Señor se mantiene lejos de los impíos,pero escucha las oraciones de los justos. Proverbios 15:29
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