Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. - Juan 10:28
¿Con qué sueñas? ¿Con tener una casa o un vehículo nuevo, o con irte de viaje alrededor del mundo? Cada persona tiene un sueño. Sin embargo, en lo profundo de tu ser, bien en el fondo, todos tenemos el mismo deseo: “ser felices para siempre.”
Este deseo, que parece ser posible solamente en los cuentos de hadas, en realidad sí es posible. Esto no significa que no tendremos tiempos difíciles, pues sí los tendremos. Pero también tendremos fuerzas para enfrentarlos y superarlos. Para realizar este sueño necesitamos de un fuerte aliado: Jesucristo. Él es la fuente de felicidad eterna. Todos los que estamos unidos a él tenemos vida plena y eterna.
Él mismo nos afirma esto, cuando dice: “Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”(Juan 10:28). Entonces, ¡confía en Jesucristo! Él es la fuente de la felicidad eterna.
ORACIÓN: Amado Dios, te agradezco porque me has creado con la capacidad de ser feliz. Ayúdame a confiar cada vez más en Jesús, pues sólo en él puedo encontrar la verdadera felicidad hoy y para siempre. Amén.
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