A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres; yo también le confesare delante de mi padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré delante de mi padre que está en los cielos. Mateo 10:32-33
Nos sentimos orgullosos de nuestros hijos, del patio de nuestras casas, nuestros autos, nuestros logros. Impacientemente los exhibimos ante los demás y no podemos esperar ensalzar sus mejores cualidades. pero con Dios a veces la historia es diferente. Tenemos temor de identificarnos como sus hijos porque tememos ser criticados o que nos pongan el sello de fanáticos religiosos.
La próxima vez que experimentes un sentir de verguenza por tu deseo de acercarte más a Dios, debes hacerte la siguiente pregunta:"¿ Hay algo de lo que deba estar avergonzado?" después de todo, Dios es creativo y poderoso. El es amoroso. El es misericordioso. El es el padre perfecto, y sus hijos deberían ser los descendientes más orgullosos en todo el mundo.
No puedes estar cerca de él en tu interior, si tienes temor de reconocerlo en tu exterior.
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