Thursday, October 30, 2014

EL TAZÓN DEL MENDIGO

Un rey le gustaba viajar en disfraz para aprender directamente sobre las condiciones de sus paisanos. Lo acompañaba una guardia personal disfrazada. Mientras caminaban por una calle muy transitada se toparon con tres mendigos sentados al borde de la calle. Al ver a los dos desconocidos, ellos levantaron sus tazones y suplicaron por una limosna. El rey quiso probarlos. Extendió sus manos y les habló diciendo, "Estamos en un estado pobre, hambrientos y miserable. Por favor, si usted nos puede dar algo para sostener nuestra vida ".

Uno de los mendigos no hizo caso a su petición, y se alejó en busca de un donante rico.

El segundo mendigo le dio un puñado de arroz de su plato.

Pero el tercer mendigo sintió lástima y les ofreció su tazón grande con todo su contenido - todos los granos y las monedas que pudo recoger durante el día.

El rey recibió los dos regalos y envió a su guardia a donde el tesorero del palacio con una orden por escrito para pesar los regalos y enviar a través de la guardia, el peso de los regalos en monedas de oro.
El guardia regresó con las monedas de oro y él felizmente las presentó al segundo y tercer mendigo.

El primer mendigo estaba muy apesadumbrado por haberse rehusado a dar un regalo.

El segundo mendigo estaba arrepentido por haber limitado su regalo.

El tercer mendigo estaba muy feliz de recibir el tesoro inesperado.

El rey nombró a el amable y compasivo mendigo como su asistente personal.

Dios quiere nuestra participación para llevar a cabo un milagro en nuestra vida. Ese es un requisito para obtener respuesta a nuestras oraciones.

En una ocación, una gran multitud de personas estaba escuchando las enseñanzas de Jesús. Él sabía que tenían hambre y quería darles de comer. Él quería su cooperación para hacer un milagro. Los Apóstoles no podían ofrecer nada a Jesús. Él preguntó: “ ¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo.” {Marcos 6:38}. Entonces un niño voluntariamente le ofreció a Jesús, los cinco panes y dos peces, que había traído con él desde su casa, para comer. Jesús aceptó de buen grado la humilde ofrenda del chico, la bendijo y la multiplicó milagrosamente para alimentar a la multitud {Juan 6:1-14}.

Jesús enseñó que las dos pequeñas monedas de cobre que ofreció la pobre viuda con su corazón lleno eran más valiosos que las porciones de dinero que ofrecen los hombres ricos
{Lucas 21:1-4, Marcos 12:41-44}. Ofrezcamos a Jesús las pequeñas cosas que tenemos y seamos humildes en todo lo que hacemos. Él con gusto lo recibirá y nos recompensará.

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. {Lucas 6:38}.“…se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras que el mismo Señor Jesús dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir.” {Hechos 20:35}.

El Apóstol Pablo enseñó, Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra;” {2 Corintios 9:7,8}. 

“El justo siembra sus bienes, da a los pobres. Nunca deja de hacer lo que es justo y recibirá grandes honores.” {Salmo 112:9, 2 Corintios 9:9}. PDT

“No se olviden de hacer el bien a los demás ni de compartir con otros lo que tienen, porque esos son los sacrificios que agradan a Dios.” {Hebreos 13:16}PDT.

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