Tuesday, November 10, 2015

EL AMOR HACIA LOS ENEMIGOS

Antes de que la esclavitud fuese abolida, los mercados de esclavos eran muy comunes en los países desarrollados. Ahí, la gente pobre y desvalida fueron exhibidas en el público y se vendían a un precio como animales o vegetales.

Un hombre rico compró un esclavo joven del mercado para trabajar en su granja. El esclavo trabajó duro y obedeció las órdenes de su amo con amor y respeto. Impresionado por su inocencia y dedicación, el propietario le pidió que lo acompañara durante su próxima visita al mercado de esclavos para comprar más esclavos para sus nueva finca.

Al llegar al mercado de esclavos, vieron un gran número de esclavos expuestos para la venta. El propietario solicitó la opinión del esclavo en la selección de los esclavos adecuados. El esclavo señaló a un anciano frágil y le declaró que lo comprara. El hombre rico se resistía porque el hombre era viejo y débil, pero el joven esclavo insistió. Finalmente, el anciano fue comprado y traído a la granja. El joven esclavo estaba dispuesto a ayudar al viejo esclavo e incluso compartió sus obligaciones con placer. Cuando el anciano cayó enfermo, el joven esclavo lo cuidó y lo salvó mediante su tierno cuidado. Al ver estos actos de afecto, el amo preguntó al joven esclavo si el viejo era su padre o un pariente cercano. El joven esclavo dijo que no, el amo insistió, y el joven le contó la historia de su asociación con el viejo.

Cuando el joven esclavo era un niño, el anciano le había robado y lo vendieron como esclavo a los mercaderes de esclavos. El amo preguntó: "¿Eso significa que él es su peor enemigo. Entonces ¿por qué te preocupas por él?" El joven esclavo respondió: "Señor, yo soy cristiano. Jesús nos enseña a amar a nuestros enemigos. Estoy siguiendo sus mandamientos." El dueño estaba impresionado por este despliegue de ejemplo de amor sin límites. Fue transformado por este acto y concedió la libertad a sus esclavos.

En Mateo 5:43-45 Jesús enseñó: Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

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