Saturday, February 14, 2015

REFLEXION

¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué, seguimos luchando con el pecado después de poner la fe en Cristo como Salvador? ¿No deberían haber desaparecido todos los hábitos e inclinaciones de nuestro viejo corazón? La respuesta es que el término "nueva criatura" se refiere a nuestra posición en Cristo. Es cierto que los creyentes son perdonados y que están eternamente seguros como hijos del Padre celestial, pero seguimos viviendo en cuerpos carnales, y mientras estemos en la tierra habrá una batalla continua entre el espíritu y la carne.

Dios nos transforma a lo largo de toda nuestra vida para que nos parezcamos cada vez más a Cristo. Su Espíritu nos ayuda a combatir el pecado, y nos enseña cómo vivir. Este proceso, llamado santificación, es una peregrinación que durará hasta que seamos llamados a la patria celestial.

Mientras que la salvación es un hecho que sucede una sola vez, la santificación es un proceso de toda la vida. Y aunque el Señor nos ve a los creyentes como justos, todavía tenemos la capacidad de pecar.

Afortunadamente, el Espíritu de Dios nos guía y nos da poder para ser más como Cristo, y si nos sometemos a Él, nuestra conducta y nuestros pensamientos cambiarán. El Espíritu de Dios nos guía y nos da poder para ser más como Cristo.

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