Convierte tus adversidades en ocasiones de prosperar.
Tus éxitos no están determinados por circunstancias fatales, sino que regularmente, son el fruto de tu trabajo inteligente y tenaz.
Cuando cometas un error, no te frenes quejándote del descalabro, o justificando tu desacierto, ni permanezcas en el remolino de la amargura, que te hunde en el abismo oscuro y asfixiante del pesimismo; más bien, aprovecha tal experiencia para construirte, construyendo, de nuevo, tus obras y abriendo paso a tus iniciativas.
¡Lánzate con valor y encontrarás fuerzas inesperadas a tu favor! —Basil Kink
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