USTED ES HIJO DE SU PADRE

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él. Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es.
—1 Juan 3:1,2 NVI

Hay muy pocos lugares en el Antiguo Testamento donde Dios se refirió como Padre. Jesús cambió radicalmente esa práctica al hablar de Dios como "mi Padre", "Padre nuestro" y "Su Padre celestial." Cuando él entró en la historia humana, Jesús reveló la voluntad de Dios para tener una conexión padre-hijo con nosotros.

El apóstol Juan escribió: "¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! " (1 Juan 3:1 NVI). Observe como el verso dice que podemos ver el amor de nuestro Padre por nosotros, así como qué tipo de amor es. Ambas ideas están envueltas en el privilegio de ser "llamados hijos de Dios, y que somos" una declaración de la descripción increíble y sorprendente realidad. El amor que Él nos da nos dice que somos  parte de su familia.

Como sucede en las familias humanas, los niños adoptados tienen un tiempo para adaptarse en lo que significa ser parte de una familia. Se les llama hijos de sus padres adoptivos antes de sentirse como sus hijos. Dios nos llama y nos hace sus hijos y luego pacientemente nos convierte en personas que de todo corazón podemos llamarlo nuestro Padre.