PIDIENDO DIRECCIÓN

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Salmo 119:105

Un viejo marinero se perdía en el mar frecuentemente, así que sus amigos le regalaron una brújula y le instaron que la usara. La próxima vez que salió en su bote, siguió el consejo de ellos y se llevó la brújula consigo, pero con todo se perdió.

Finalmente sus amigos lo rescataron. Disgustados e impacientes con él le preguntaron: “¿Por qué no usaste la brújula que te dimos? ¡Podías habernos ahorrado un montón de problemas!” El marinero respondió: “¡No pude hacerlo! Yo quería ir al norte, pero por más que trataba que la aguja apuntara al norte, la aguja seguía apuntando hacia el sureste.” El viejo marinero estaba tan seguro de que sabía adónde quedaba el norte, que obstinadamente trató de imponer su propia persuasión personal sobre la brújula. Como no pudo hacerlo, puso a un lado la brújula como inútil y no logró aprovechar el beneficio de la guía que la brújula le ofrecía.

La Palabra de Dios es su brújula. Úsela diariamente para verificar la dirección en que usted va, para cerciorarse de que está marchando en la dirección correcta. La obstinación o ajetreo puede desviarlo de su rumbo, pero la Palabra de Dios está allí esperando que usted vuelva a ella. No tenga miedo de preguntarle a Dios dirección.