Era invierno y una noche aparecieron lobos, al principio el temía que ellos pudieran atacarlo. Sin embargo pasaron unos días y durante la noche él les decía - ¿volvieron a visitarme? - Buenas noches amigos! y ellos se iban. En realidad aunque les temía menos que a las personas que lo perseguían, se mantenía pendiente de no ser devorado.
Una noche que hacía mucho frio y él se encontraba agotado, oró - Señor, mándame una manta porque si no, voy a morir congelado y guárdame de todo ataque. A pesar de todo, durmió y no tuvo frio. ¿Quieres saber porque? A la mañana siguiente, cuando despertó y aun todo estaba oscuro, se movió para estirarse un poco, y ¿que vio? Un animal que se levantó y desapareció entre los árboles. Era un lobo, que había pasado la noche acostado sobre él.
Dios es maravilloso, pues este siervo no pudo haber encontrado una manta más caliente y mejor protección. “La oración del justo puede mucho” - Santiago 5:16.
En los momentos en que sientes que estás desamparado y no encuentras socorro, clama a Dios pues cuando Él desea bendecirte utiliza lo que menos imaginas. ¿Las preocupaciones y el temor de no poder resolverlos no permiten que puedas dormir y descansar tranquilo?, confía en Dios que está en control de todo. No te enceguezcas por el temor o preocupación que puedas estar sintiendo, duerme, siente su cobijo, pues te sorprenderás de lo que Él está haciendo por ti.
—Telma Céspedes
“Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente que pusieren sitio contra mí.” - Salmos 3:5-6
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