Pues a ustedes se les dio no sólo el privilegio de confiar en Cristo sino también el privilegio de sufrir por él. (Filipenses 1:29)
Aplicamos nuestra fe no solo para creer en las cosas buenas que Dios nos dará, sino también y de manera muy especial, cuando tenemos que atravesar tiempos difíciles.
Quizás es fácil hablar de fe cuando todo está bien o medianamente acomodado, pero se nos complica cuando enfrentamos realidades que no nos gustan o que distan mucho de ser una vida feliz.
Dios ve lo que está por venir, pero nosotros sólo vemos el presente. Esta mirada parcial nos hará solo enfocarnos en las situaciones que estamos viviendo, no pudiendo ver más allá de las circunstancias. Solo el que aplica su fe, puede tener una mirada por encima de su necesidad.
No sé si el camino que te ha tocado transitar es fácil o difícil, pero cualquiera fuere el caso, tu actitud debiera ser de “honra”, reconociendo a Cristo como Señor de tu vida. Sabiendo que si El está al control, aún los períodos de sufrimiento, tendrán un final feliz.
José fue vendido como esclavo por sus hermanos, pero gracias a esto pudo salvar a toda su familia del hambre que invadió a Israel. Daniel fue echado al foso de los leones y finalmente llegó a una posición de autoridad en el gobierno. Jesús, por su muerte en la cruz, soportando azotes y extremo dolor, nos redimió del pecado y la condenación. Sin este sufrimiento no pudiéramos haber experimentado la gracia y el poder de Dios.
Nada nos llevaremos de este mundo. Todo lo terrenal, al igual que los sufrimientos son pasajeros, pero lo que permanece es lo que recibes de Dios, su fortaleza, su gozo, su sabiduría. Aunque parezca difícil de pensar, hay cosas buenas que traerá ésta mala experiencia. Para que tu sufrimiento tenga esperanza, tu fe debe permanecer firme.
Su palabra dice: ”Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienaventurados sois. Por tanto, no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” 1Pedro 3:14-15
Si miramos las circunstancias, probablemente terminemos, asustados o amedrentados por ellas. Hay situaciones que ni siquiera podemos entender porque debemos pasarlas, pero es tiempo de aplicar la fe y confiar en Dios. Hasta nos cuestionamos, ¿cómo hará Dios si yo no veo una salida posible a mi situación? No temas porque Dios estará contigo en cualquier condición que te encuentres, con Él el sufrimiento pasará y podrás disfrutar una resonante victoria. Abre los ojos de la fe.
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