Existen dos días que pueden robarle el gozo de hoy. Uno es ayer y el otro es mañana.
Pablo en Filipenses 3:13-14 nos exhorta: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
Debemos olvidarnos del pasado: la culpa, la gloria, el dolor y los rencores. Pablo, junto con otros, fue culpable de la muerte de Esteban, quien murió apedreado. Él dijo en 1 Timoteo 1:15 que él fue el primero de los pecadores, mas Pablo sepultó esa culpa en la tumba del olvido de Dios.
Quizás usted ha hecho algo tan terrible que lo consume el temor de ser descubierto por alguien. ¿Se ha arrepentido? Si lo ha hecho, entonces no permita que el fantasma de la culpa le siga atormentando.
—Adrián Rogers
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