Me pasó algo muy curioso con mi hija de 1 año y medio. Le prohibí que ingresara sola al baño, pues ella tomó la costumbre de jugar con el agua, lo cual hace que ella y el piso terminen completamente mojados. Aunque ella sabe que no debe hacerlo, basta un simple descuido de mi parte, para que vaya a escondidas a hacer lo que expresamente le hemos prohibido. Al preguntarle luego, resulta curioso ver cómo trata de tapar su desobediencia.
Estas actitudes no son nuevas, sino que se remontan al comienzo mismo de la humanidad. Adán y Eva claramente habían desobedecido las órdenes que Dios les había dado. Luego el plan fue tratar de esconder lo que habían hecho, como si alguien pudiere esconderle algo a Dios…
“Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto”. Génesis 3:8
Muchos de nosotros tratamos de esconder nuestro pecado pero Dios lo ve todo y sabe muy bien como esta nuestros corazón. El nos conoce plenamente pues somos creación suya.
“No hay nada en toda la creación que esté oculto a Dios. Todo está desnudo y expuesto ante sus ojos; y es a Él a quien rendimos cuentas” Hebreos 4:13
Una de las consecuencias del pecado es la de hacernos sentir indignos, sucios y desnudos delante de Dios. La tendencia lógica ante esto sigue siendo, esconderse y tapar en lugar de enfrentar y resolver.
Quizás sientas que no eres digno de acercarte a Dios, por causa de tus errores, fracasos o malas decisiones que sabes que fueron en contra de su voluntad. Pero hay solución a través de Jesús quien dio su vida para salvarte a tí y a mí. El aceptó la muerte en la cruz, para que seamos libres del pecado. Por lo cual acepta el regalo de su perdón que El te quiere dar. Ya no vivas acusado por la culpa, porque Jesús ya pagó la deuda por tí.
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53:5
Por lo cual te animo a que abandones la culpa y puedas dar un paso para arreglar tu relación con Dios. Si piensas que le has fallado, pídele perdón por cada uno de tus pecados. Dios es abundante en misericordia, solo hace falta un corazón que con arrepentimiento genuino vaya delante de El, en busca de su perdón y paz.
“Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”. Isaías 1:18
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