Wednesday, October 29, 2014

COMPARTIENDO

Una tarde, un hombre rico estaba esperando el tren en una estación en el sur de la India. Un pobre muchacho en ropa rasgada se le acercó y le pidió algo de dinero. Él dijo que estaba muy hambriento y que no habia conseguido nada de comer en ese día. Al ver a su lamentable estado, el hombre compró un paquete de almuerzo en un puesto y se lo dio al niño. El muchacho le dio las gracias y se sentó en uno de las bancas. Abrió el paquete y empezó a comer a toda prisa. El hombre estaba seguro de que el chico estaba muy hambriento y se volvió a las páginas del libro que estaba leyendo.

De repente se dio cuenta de que el muchacho había dejado de comer y estaba empacando el resto de la comida a toda prisa. El hombre asumió que el muchacho se disponía a tirar el resto de la comida en el cubo de la basura. Entonces se levantó de su asiento y con enojo le preguntó al chico por qué no estaba comiendo la comida completa.

El niño estaba llorando. Él le dijo al hombre que él sólo se acordó de su hermana menor que no tenía nada que comer ese día. En su agotamiento por el hambre, el había empezado a comer, olvidándose de que ella también estaba hambrienta y se sintió mal por eso. Él corrió con el paquete de almuerzo a su casa para compartir su comida con su hermana.

Nosotros debemos estar dispuestos a compartir nuestros bienes con los más necesitados. Sir Winston Churchill dijo: Nos ganamos la vida con lo que recibimos, pero hacemos una vida con lo que damos.

El amor es el idioma que Jesús enseñó a sus discípulos como el medio universal para la evangelización.El amor puede ser escuchado por los sordos, visto por los ciegos e incluso sentido en los recién nacidos.

Podemos dar sin amar; pero no podemos amar sin dar. El amor es dar todo lo que podamos. El amor es como una sonrisa - no tiene ningún valor a menos que usted la haya dado.

Hechos 4:32-34
32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.

33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos.

34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,

35 y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.

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