Saturday, June 13, 2015

LOS RACIMOS DE PLÁTANOS

Un granjero tenía una finca bananera. Era su único medio de subsistencia. Los vehículos no eran comunes en esa aldea remota. El agricultor tenía seis hijos.Cuando los frutos estaban listos para la venta, él solía llamar a sus hijos y colocaba un racimo de plátano en la cabeza de cada hijo. Pero solía evaluar el peso de los racimos con las manos antes de colocarlo en un niño. El racimo más ligero era colocado en el hijo más joven y los racimos más pesados en los hijos mayores en el orden de la edad y la fuerza. El siempre llevava el racimo más pesado sobre su cabeza y dirigia a los niños al mercado, vendia los frutos y regresaban juntos y felices. Esto continuó durante varios años.

El hijo menor más tarde se convirtió en un pastor y recordó esta experiencia. Él dijo en un sermón que Dios, nuestro Padre amoroso actúa igual que su padre. Él pondría una carga en nosotros, pero pondría sólo la carga adecuada para cada uno, lo que cada uno de nosotros puede asumir y llevar sin mucha incomodidad. Las cruces que recibimos en nuestra vida son las más adecuadas para nosotros.

Un hombre tiene que soportar una gran cantidad de pruebas, dificultades y tribulaciones en su vida. En momentos de desesperación y depresión preguntamos a Dios por qué estamos constantemente expuestos al sufrimiento y el dolor.

La vida no es un lecho de rosas, sino un camino de espinas. Dios nos da las cargas; y ¡Él también nos da los hombros! Somos como bolsas de té. ¡Nuestra fuerza solamente se revela cuando nos metemos en agua caliente! Las piedras de tropiezo y los peldaños escalados sólo se diferencian en la forma en que los usamos. La adversidad es la mejor universidad.

Jesús dijo en Mateo 10:38 y Lucas 14:27: Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

Y en mateo 16:24 - Marcos 8:34 - Lucas 9:23: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

El apóstol Pablo dijo en Romanos 8:18: Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.

Dios nos habla a través de Jeremías, 29:11: Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

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