PRÁCTICANDO LO QUE PREDICAMOS

Un niño había sido diagnosticado como diabético. El doctor le dio una instrucción estricta de que no debía comer dulces o azúcar. Su madre trató de persuadir al niño a dejar de comer dulces, pero ella no pudo. Así que ella llevó al niño a un consejero de la iglesia que era muy respetado y obedecido por todos. Ella le dijo: “Mi hijo es diabético. ¿podría instruirlo para detener el peligroso hábito de comer dulces y el azúcar? El consejero le pidió que regresara con el niño después de dos semanas y prometió que luego le daría las instrucciones necesarias al chico. La madre se sorprendió, pero siguió las instrucciones. Ella regresó con el niño después de dos semanas.

El consejero emitió una severa advertencia y el muchacho accedió a seguir el orden. Más tarde, por curiosidad, la madre preguntó al consejero por qué no dio la instrucción durante su primera visita. "Es simple", dijo, "Cuando viniste a mí en el primer día, yo mismo estaba en el hábito de comer azúcar y dulces. A menos y hasta que cambiara de hábito y practicara esto por mí mismo, ¿cómo puedo pedirle a otra persona que siga mis instrucciones? "

La historia nos recuerda que ejemplo es mejor que el precepto. Un líder ideal es aquel que "conoce el camino, muestra el camino y va por el camino". Un predicador que tiene el hábito de fumar no tiene la autoridad o credibilidad a pedir a otros a abandonar el hábito.

La sociedad necesita líderes creíbles que practican lo que predican.

El apóstol Pablo advierte en Filipenses 4:9 PDT, Hagan todo lo que les enseñé, todo lo que aprendieron al verme y oírme, y el Dios de paz estará con ustedes.

Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo. 1 Corintios 11:1

Jesus dice en Juan 13:15, Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

Jesús advierte en contra de los maestros de la ley y los fariseos en Mateo 23:3, “Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. ”