El nombre María es uno de los más comunes que se da a las niñas alrededor del mundo. Toma diversas formas tales como Mary, Miriam o Marie.
Los antecedentes de la vida de María
Aparte de su prima Elisabet, no se hace ninguna mención en la Biblia respecto a la familia de María. (Lucas 2:39)
El vaso escogido de Dios
María había nacido igual que el resto de los seres humanos. Tenía una naturaleza pecaminosa. Tenía limitaciones humanas y culpas. Necesitaba un Salvador igual que cualquier otra persona. No era físicamente diferente a nosotras. Sin embargo fue la elegida por Dios para dar a luz a Jesucristo.
Aunque es cierto que María fue una mujer como nosotras, tenemos que reconocer que ella tenía cualidades que haríamos bien en cultivar en nuestras vidas. Las sagradas escrituras claramente indican que María era virgen. Esto nos muestra que llevaba una vida moralmente pura. Maria era humilde. Gabriel honra a María al dirigirse a ella con la salutación ¡Salve muy favorecida! El Señor es contigo. María demostró humildad porque la Biblia dice que se turbó ante estas palabras de alabanza.
Lucas 1:28,29,30,31,34,35,38
28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería ésta.
30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios.
31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.
34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
No solo demostró María pureza y humildad; estos versículos muestran su fe y confianza en Dios. Al decir esas palabras, María no solo demostró tener fe sino también una sumisión a la voluntad de Dios. Luego de las explicaciones acerca de cómo se realizaría este milagro, María por fe, entregó voluntariamente su cuerpo para ser usado por el Señor.
El Señor honró a María al elegirla para ser la madre de su hijo Jesucristo. Pero debemos tener mucho cuidado y no darle a María una posición de adoración. Nosotros le damos la honra y adoramos a Dios.
María fue un instrumento, una persona por medio de la cual Dios consumó su perfecta voluntad. María demostró pureza, humildad, fe y sumisión completa al plan de Dios para ella.
María fue una fiel esposa y madre que le dio a Jesús un hogar de padres amorosos. Se casó con José, que trabajaba duro para proveer sustento para su familia. María y José tuvieron sus propios hijos después del nacimiento virginal de Jesús. De los versículos de Mateo 13:55-56, sabemos que Jesús vivía con cuatro hermanos varones y hermanas. Jesús tenía un hogar seguro lleno de amor maternal.
María, la madre de Jesús también conoció el dolor profundo en su vida. El dolor más profundo que debe haberla perforado como una daga fue cuando Jesús murió en la cruz. La Biblia dice en Juan 19:25 que María estaba junto a la cruz. Ella vio su cara desfigurada por los golpes, vio a su hijo ser clavado en una cruz entre dos ladrones y escuchó a la multitud burlarse de Jesús y también vio la lanza atravesando su costado.
Jesús por su parte no se olvidó de su madre. En sus instantes finales en la cruz, en medio de su profundo dolor, Jesús se aseguró que su madre fuera cuidada.
La necesidad de María de un Salvador
María estuvo presente en el aposento alto con los discípulos y las otras mujeres fieles, esperando la llegada del Espíritu Santo. Ella sabía que su hijo estaba vivo, pero más importante aún es que sabía que era su Salvador.
María perteneció al primer grupo de creyentes, lista para vivir para Dios como devota seguidora de Cristo. Es interesante que su nombre no se menciona en primer lugar sino al final de una larga lista de gente reunida.(Hechos 1:13,14) Esto nos enseña que María nunca debe recibir un lugar de preeminencia ni rendírsele culto.
Necesitamos recordar que Dios por medio del Espíritu Santo reside en nuestros cuerpos y desea usarnos también. Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. ¿Estas dispuesto a ser usado por Dios?
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