Pablo experimentó mucho sufrimiento, persecución y oposición en su ministerio. Aun tuvo que luchar con una debilidad personal; "un aguijón en la carne". En todo esto, Pablo afirma la fidelidad de Dios.
Dios es fiel. Su fortaleza es suficiente para cualquier prueba. Cuando estas vienen, nos alejan del orgullo, y nos enseñan a depender de Dios. Él nos conforta de manera que nosotros podamos hacer lo mismo.
2 Corintios 1: 4--6
4. El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.
5. Porque de la manera que abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación.
6. Pero si somos atribulados, es para vuestra consolación y salvación; o si somos consolados, es para vuestra consolación y salvación, la cual se opera en el sufrir las mismas aflicciones que nosotros también padecemos.
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