9 Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos, al cual su madre llamó Jabes diciendo: Por cuánto lo di a luz con dolor.
10 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que le pidió.
Jabes es recordado por un pedido de oración, más que por un acto heroico. En su oración pidió a Dios:
1. Que lo bendijera.
2. Que lo ayudará en su trabajo (ensanchara mi territorio).
3. Que estuviera con él en todo lo que hiciera.
4. Y que lo guardara del mal y del daño.
Jabes reconoció a Dios como el verdadero centro de su trabajo. Cuando oramos por la bendición de Dios, también debemos pedir que El tome su posición legítima como Señor sobre nuestro trabajo, nuestro tiempo en familia y nuestra recreación. Obedecerle en las responsabilidades diarias es heroico.
Jabes oró específicamente para ser protegido del mal y del daño. Vivimos en un mundo caído donde abunda el pecado, y es importante pedirle a Dios que nos mantenga a salvo del inevitable mal que sale a nuestro encuentro. Pero también debemos evitar los malos motivos, deseos y acciones que se originan dentro de nosotros. Por lo tanto, debemos buscar no sólo la protección de Dios contra el mal, sino debemos pedirle que guarde nuestros pensamientos y acciones. Podemos comenzar a utilizar su protección al llenar nuestras mentes con pensamientos y actitudes positivas. Amén
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