Friday, April 21, 2017

ENFRENTE EL TEMOR CON LA PALABRA

El temor no es algo que podemos hacer desaparecer como un acto de magia. El temor debe ser enfrentado y tratado con y de acuerdo a la Palabra de Dios.

Hay ocasiones en que la gente es liberada maravillosamente del temor a través de la oración. No hay duda sobre eso, porque ser­vi­mos a un Dios de milagros. He orado por per­sonas que desean ser liberadas del temor, y luego regresan para decirme: “Después que usted oró por mí, no he tenido más problemas con el miedo”. Pero la mayoría del tiempo, el temor se enfrenta y conquista cuando medi­ta­mos y confesamos la Palabra de Dios, y resis­timos el temor con el poder del Espíritu.

En mi caso, tenía grandes problemas como resultado del abuso que sufrí de niña. Había muchas cosas en mi vida de las cuales necesitaba liberación. Pero, a excepción de algo insignificante, Dios me liberó de los pro­blemas a través de la aplicación de la Palabra. He apren­dido que Dios no siempre nos libera de cosas; a menudo, nos atraviesa por ellas.

La Biblia no nos dice que “no temblemos” o que “no sudemos” o que “no nos agitemos”. La Biblia nos dice que “no temamos”. Hay una diferencia entre esas cosas. En este contexto, temer se refiere a huir o correr de algo. En inglés, la palabra temor es fear y se dice que las letras de la palabra F-E-A-R son siglas para “Falsa Evidencia que Aparenta ser Real”.

Jesús dijo que el diablo es un mentiroso y padre de toda mentira. La verdad no está en él. El diablo usa la falsedad para engañar con temor al pueblo de Dios para que no seamos lo suficientemente audaces para ser obe­dientes a Dios y cosechar las bendiciones que Él tiene para nosotros.

La mayoría de las veces, el temor a algo es peor que eso que tememos. Usualmente, si mostramos suficiente coraje y determinación para hacer aquello que tememos, vamos a des­cu­brir que no es tan malo como pensamos.

A través de la Palabra encontramos a Dios diciéndole a su pueblo una y otra vez: “No teman”. Creo que la razón que Dios los ani­maba frecuentemente era para que no permi­tieran que Satanás les robara la bendición.

De la misma forma, Él entiende que somos temerosos, y por eso el Señor continúa exhortándonos y animándonos a que sigamos hacia adelante y que hagamos lo que Él nos exhortó a hacer. ¿Por qué? Porque Él conoce las grandes bendiciones que nos esperan en el otro lado. Podemos ver un ejemplo de esto en la vida de Abram.

En Génesis 12:1, Dios le dio a Abram una orden. Le dijo algo parecido a esto: “Prepara tu equi­paje, dile adiós a todas las personas que cono­ces y a todo lo que te hace sentir cómodo, y ve al lugar que te mostraré”.

Si Abram hubiera doblado sus rodillas al temor, el resto de la historia nunca se hubiera convertido en pasado. Él nunca hubiera expe­ri­mentado a Dios como su escudo y gran galardón. Abram nunca hubiera recibido su gran recompensa.
De la misma manera, si Josué no hubiera ven­cido su temor y sido obediente a la orden de Dios de dirigir al pueblo a la tierra pro­me­tida, ni él ni ellos hubieran disfrutado todo lo que Dios había preparado para ellos.

Hay poder en la Palabra de Dios que nos equipa para no rendirnos ante los deseos del diablo. Nosotros podemos hacer lo que Dios quiere que hagamos, aun cuando lo tengamos que hacer con temor.

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