Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Señor Jesús, en tu nombre, clamo por victoria. Capacítame para llevar cada pensamiento en obediencia a ti. Ayúdame a no permitir que las palabras del maligno permanezcan en mi mente y me roben la victoria. Amén
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