Saturday, August 30, 2014

REFLEXION

A menudo nos preguntamos como habrá sido la infancia de los grandes de la historia. Tenemos muy poca información acerca de los primeros años de la mayoría de las personas mencionadas en la Biblia. Samuel es una grata excepción. Él vino como resultado de la respuesta de Dios a la ferviente oración de Ana por un hijo. ( El nombre Samuel viene de la expresión hebrea"pedido a Dios") Dios moldeó a Samuel desde el principio. Como Moisés, Samuel fue llamado para desempeñar diferentes roles: juez, sacerdote, profeta, consejero y hombre de Dios en un momento crucial en la historia de Israel. Dios actuó a través de Samuel porque este estaba dispuesto a ser lo que Dios quería que fuera: su siervo.

Samuel demostró que aquellos a quienes Dios encuentra fieles en las cosas pequeñas se les confiarán cosas grandes. Creció ayudando al sumo sacerdote Elí en el tabernáculo, hasta que Dios le encomendó otras responsabilidades. Dios pudo utilizar a Samuel porque él estaba genuinamente dedicado a Él. Samuel avanzó porque estaba escuchando las instrucciones de Dios. 

Demasiado a menudo pedimos a Dios que controle nuestras vidas sin que renunciemos a las metas que nos hemos fijado. Pedimos a Dios que nos ayude a llegar a donde nosotros queremos. El primer paso que tenemos que dar para corregir esta tendencia es entregarle tanto el control como el destino de nuestras vidas. El segundo paso es ser obediente a lo que ya sabemos que Él requiere de nosotros. El tercer paso es escuchar todas las instrucciones que provenga de su Palabra, el mapa de Dios para la vida. Amén

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