Somos una vasija de honra en las manos del Maestro. Una vasija maravillosa y hermosa.
Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Jeremías 18:3,4
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