Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
—Mateo 22:37–39
La sabiduría convencional dice que si quieres ser feliz, entonces usted tiene que buscar ser el número uno. Tienes que hacer lo que sea necesario para tener éxito y lo que sea necesario para satisfacer tus propios deseos y necesidades. No importando a quien usted pisotee. No importando quién se hace daño en el proceso. Tu tienes que pensar en ti mismo. Eso es lo que dice el mundo.
La pregunta es, ¿funciona? No, porque todos sabemos de la experiencia de haber probablemente probado que es un completo fracaso en algún grado.
Aquí está la fórmula de Dios para una vida que sea significativa y completa. Así es como Dios nos dice que vivamos: Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.
Filipenses 2:1-3
Todo el mundo dice: "Mira por ti mismo. Piensa en ti mismo." Pero la Biblia dice: Cada uno debe mirar hacia fuera no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.
Filipenses 2:4
La Biblia enseña que ya miramos hacia fuera para el número uno. Eso viene con la naturaleza humana. No es algo que tenemos que aprender a hacerlo.
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