Antes que las incubadoras eléctricas se hicieran comunes, el único procedimiento disponible para empollar los huevos era poniéndolos bajo una gallina clueca. Ella tiene un instinto maternal y cuidadosamente cubre los huevos con sus cálidas alas durante varias semanas. Los huevos de gallina necesitan tres semanas, mientras que los huevos de pato requieren cuatro semanas de incubación para salir del cascarón.
Los patos se niegan a sentarse en sus huevos para incubarlos por lo que los agricultores por lo general ponen los huevos de pato bajo una gallina clueca. Cuando una mezcla de huevos de gallina y huevos de pato están para ser incubados, los agricultores ponen en primer lugar los huevos del pato debajo de la gallina madre.
Una semana más tarde, los huevos de gallina se colocan junto con los huevos del pato para que todos los huevos empollen juntos.
Un agricultor empolló varios pollitos y patitos juntos. La mamá gallina no se dio cuenta de que algunas de las aves eran patitos.
Ella tenía un instinto maternal fuerte, agresivo y de protección y lo utilizaba para dar una señal severa y fuerte como advertencia, cada vez que había un peligro inminente. Después de unos días, la gallina se movió alrededor de la granja y comenzó a entrenar a las aves jóvenes para recoger alimento. Los patitos no eran muy atentos.
Cuando llegaron a un pequeño charco de agua, por su instinto natural, los patitos se lanzaron al agua y empezaron a nadar.
Los polluelos fueron advertidos por la mamá gallina. Ella hizo una voz de mando a los patitos para que volvieran a la tierra firme, pero no escucharon. Un pollito travieso siguió a los patitos y cayó al agua. Comenzó a hundirse y hizo todo lo posible para escapar, pero casi se ahogó. Afortunadamente, el granjero escuchó el grito de la gallina y corrió al lugar y rescató a el pollito. El pollito estaba húmedo y débil y estaba temblando de frío, pero el granjero lo limpió cuidadosamente y lo colocó debajo de la gallina para recibir su tierno cuidado y calidez. Posiblemente, el pollito aprendió una lección, que la imitación ciega hacia los demás puede ser peligrosa.
La comparación de nuestros bienes y talentos con los de los demás y los intentos de copiar el estilo de vida de los demás puede ser peligroso. Seamos conscientes de nuestra capacidad y contentémonos con nuestras posesiones. Los celos hacia los logros de los demás y la falta de satisfacción puede hacer nuestra vida miserable.
Dios tiene un amor personal y un plan perfecto para el bienestar de cada persona. Él es nuestro amoroso Padre que ama darnos los dones que necesitamos en la ocasión más apropiada.
Dios dice en Isaías 45:3, “Y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre.”
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:11
El apóstol Pablo escribe: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28
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