1JUAN 2:15- 17
15- No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
16- Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
17- Y el mundo pasa, y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Algunas personas piensan que las mundanalidades tienen que ver con la conducta externa; con las personas con quienes nos juntamos, los lugares que frecuentamos, las actividades de que disfrutamos. Eso no es totalmente cierto, porque la mundanalidad empieza en el corazón y se caracteriza por estas tres actitudes:
1- deseos de la carne, afán por la satisfacción de deseos físicos.
2- deseos de los ojos, anhelo y acumulación de cosas.
3- y vanagloria de la vida, obsesión con el nivel social o la importancia de uno.
Cuando la serpiente tentó a Eva (Génesis 3: 6), la tentó en estos tres aspectos. También cuando el diablo tentó a Jesús en el desierto, esas fueron sus tres esferas de ataque (Mateo 4: 1-11).
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