Sunday, September 29, 2013

HUMILDAD

En el lejano oriente, hace muchos años un guerrero, en busca de respuestas, viajaba por varios lugares. Lo obsesionaban dos preguntas: ¿Dónde está la puerta del cielo? y ¿Dónde la del infierno?

Pasó el tiempo, visitó muchos lugares pero seguía sin encontrar una respuesta a los interrogantes que una y otra vez venían a su mente. Un día alguien le sugirió que visitara un sabio anciano que vivía en una humilde casa en la montaña.

Esperanzado y después de mucho andar, el guerrero llegó a la casa del anciano, al entrar se presentó diciendo: Soy un poderoso guerrero y tengo todas estas condecoraciones por mi valentía y destreza en las batallas, pero vengo a ti porque en los pueblos se comenta acerca de tu sabiduría. Entonces te ruego que me respondas mi inquietud. Quiero saber dónde están las puertas del cielo y del infierno. ¿Tú lo sabes?

El anciano, solo miraba con sorpresa al joven y le dijo: Así que tú eres guerrero…aunque más bien pareces un pordiosero, le respondió con tono irónico. Entonces el guerrero se llenó de ira, acostumbrado a reaccionar violentamente, sacó su espada para decapitarlo, pero cuando estaba a punto de hacerlo, el anciano le dijo: ¿Te das cuenta? esta es la puerta del infierno. Tu ira, orgullo, ego y vanagloria, solo pueden conducirte a ese lugar. Al escuchar esto el joven se sintió avergonzado, guardó su espada y pidió disculpas. En ese memento el anciano le volvió a hablar, le dijo: ¿Ves ahora? encontraste la puerta del cielo. ¿Cuál? preguntó el joven con asombro. Con una sonrisa el anciano le respondió: la humildad es la puerta que nos lleva a reconocer que cometemos errores y además arrepentirnos por ellos, esta actitud solo puede conducirte a ese lugar.

Definitivamente el orgullo es una de las peores cartas de presentación. Orar a Dios creyendo que nos escucha por la calidad y el peso de nuestras obras es un error.

El guerrero se presentó exponiendo sus logros personales, pero lejos de impresionar al sabio anciano, él le respondió algo que de inmediato sacó a la luz el orgullo que guardaba en su corazón

Pero cuando nuestra carta de presentación es la humildad, reconociendo que hemos fallado, que hemos cometido errores, seguramente estaremos más cerca de buscar a Jesús, el único camino la verdad y la vida. Él es la puerta de nuestra salvación.

Salmos 138:6 Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, Mas al altivo mira de lejos.

Te animo a presentarte delante de Jesús con humildad de corazón, deja que su gracia y misericordia fluyan en ti, reconoce que necesitas de El en cada momento de su vida, entonces sí, al igual que el joven guerrero, habrás encontrado la puerta del cielo.

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