Un comerciante de la venta de leche la mezclaba con agua regularmente. Él acumuló mucha riqueza por esta práctica sin escrúpulos. Él se propuso comprar nuevas vacas, llevando todo su dinero en una bolsa de tela. En el camino se durmió bajo un árbol en la orilla de un río. Algunos monos vivían en el árbol. Un mono bajó, le arrebató la bolsa situada cerca del comerciante y regresó al árbol. Sentado en una rama de altura, abrió la bolsa y empezó a caer el dinero abajo. La mitad de ella cayó al suelo. La otra mitad cayó en el río fluyendo y se perdió. El comerciante se despertó y vio la triste escena. Él estaba llorando. Un transeúnte que sabía de el negocio fraudulento del comerciante pensó, “¡Lo que obtuvo con agua ha vuelto al agua!”
El fraude es una amenaza común hoy en día. Muchos hombres de negocios lo toman muy a la ligera y comentan que es una parte de cada negocio. Los empresarios veraces y sinceros deben ser alentados. Se requiere mucha iluminación en esta zona ya que muchos empresarios recurren fácilmente a las prácticas fraudulentas.
Eso es en contra de los mandamientos de Dios, “No hurtaras.” Exodo 20:15, Mateo 19:18 y “No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro.” Levítico 19:11
La Biblia nos enseña, “Es mejor ganar poco, pero honestamente,
que ganar mucho, pero estafando.” Proverbios 16:8PDT
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