En cada necesidad déjame acercarme a ti con confianza diciendo:
Jesucristo ¡ayúdame!
En todas mis dudas, perturbaciones, y tentaciones:
Jesucristo, ¡ayúdame!
En mis horas de soledad, cansancio, y pruebas:
Jesucristo, ¡ayúdame!
Cuando mis planes y esperanza fracasen con disgusto, problemas y pesadumbre:
Jesucristo, ¡ayúdame!
Cuando otros me fallen y solamente tu gracia me auxilia:
Jesucristo, ¡ayúdame!
Cuando mi corazón se derriba con omisión al ver que nada sale de mis esfuerzos:
Jesucristo, ¡ayúdame!
Cuando me siento desesperado, y mi cruz me agita:
Jesucristo, ¡ayúdame!
Cuando me siento solo y enfermo, y mi cabeza y manos ya no funcionan:
Jesucristo, ¡ayúdame!
Siempre, siempre, a pesar de mis debilidades:
Jesucristo, ¡ayúdame y nunca me abandones!
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