¿Cuántas veces has estado a punto de renunciar al camino de Dios? Posiblemente por los problemas, la depresión, tal vez una decepción o incluso por la presión de los amigos. Sin embargo, hacerlo, no va a solucionar tus problemas, al contrarío quedarán peor que antes.
Pues los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y han escapado así de las impurezas del mundo, si se dejan enredar otra vez en esas cosas y son dominados por ellas, quedan peor que antes. Hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino recto que, después de haberlo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado. Pero en ellos se ha cumplido la verdad de aquel dicho: «El perro vuelve a su vómito», y también lo de «La puerca recién bañada vuelve a revolcarse en el lodo.» 2 Pedro 2:20-22 (DHH)
El Señor nos ha librado, perdonado, limpiado, para que podamos sentarnos a sus pies y seguirle a Él. La palabra de Dios compara a aquellas personas que regresan sobre sus pasos con perros que vuelven a su vómito o puercos que van a ensuciarse nuevamente en el lodo. Los cerdos eran considerados animales inmundos porque estaban acostumbrados a la suciedad, así como mucha gente al pecado.
Antes que fuera yo humillado, descarriado andaba; mas ahora guardo tu palabra. Salmos 119:67 (RV 1960)
Si hemos pensado en volver atrás debemos preguntarnos: ¿Estamos contentos por la libertad que nos da el Señor o queremos seguir comiendo la comida de cerdos? La realidad es que antes de conocer a nuestro Dios andábamos descarriados y si estás pensando en alejarte, seguramente, ya has olvidado de dónde te ha sacado el Señor y de todo lo que hizo por ti.
Si por un momento has intentado mirar atrás, quiero recordarte que tú ya no eres sólo una creación sino un hijo de Dios. Por otro lado, si te estás alejando porque ya te has ensuciado en el pecado quiero que sepas que en su tierno amor, en vez de echarnos, Él nos limpia.
No te alejes de su protección y bendición, no te alejes de sus brazos, no esperes que las consecuencias te alcancen para que te des cuenta de la importancia que Él tiene en tu vida. Su espíritu está en ti y te seguirá, no hay lugar donde puedas huir de su presencia, en cualquier momento volverás a sus pies porque lejos de Él nada podremos hacer. ¡No mires atrás!
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