Friday, June 27, 2014

REMIENDOS

Una pareja, que estaba por cumplir los 30 años de casados, quería hacer una renovación de sus votos matrimoniales.

Para el acontecimiento se hicieron varios preparativos con el fin de reunir a todos sus amigos y compartir ese momento tan especial para ellos. En medio de la planificación, ella dijo que quería estrenar un vestido nuevo, pero él quería usar la misma pieza con la que la había desposado aquella vez.

De inmediato ella se opuso porque había pasado tanto tiempo que seguro se veía viejo y pasado de moda. Él le dijo que amaba ese traje porque había puesto todo su esfuerzo en conseguirlo para verse bien en el día más importante de su vida. Al recordar ese momento, ella calló un instante, una sonrisa se dibujó en su rostro, sus ojos se cristalizaron y asintió con la cabeza mientras decía, te amo.

Cuando fueron a sacarlo del baúl para el importante evento, notaron que una de las solapas de la chaqueta tenía un hueco, hasta ese instante ninguno de los dos había recordado que el día de su matrimonio él tuvo un accidente con un broche.

Al instante, tomando hilo y aguja, trataron de arreglarlo pero los resultados eran horribles. Intentaron cortar un pedacito del doblez de la manga para ponerlo como remache en el hueco, trataron de usar hilos para cruzarlos por encima del hueco, le pusieron otro broche más grande para taparlo y hasta tuvieron la idea de vestir con la camisa sobre la solapa como en los 60’s, todo con tal de taparlo, pero nada dio resultado, el hueco siempre terminaba viéndose.

Al día siguiente fueron con un sastre para ver si es que podía hacer algo. El anciano les pidió que dejaran allí la chaqueta y que volviesen por la tarde. Cuando regresaron quedaron impresionados con el trabajo que había realizado, el hueco había sido remendado de una manera tan perfecta que apenas se podía notar que allí había alguno.

En ocasiones la ropa suele desgastarse, apolillarse o simplemente por algún accidente llega a romperse. Cuando toda la pieza aun sirve se usan remiendos que uno mismo puede hacer, pero en ocasiones hace falta la mano de un profesional para solucionar el problema.

Pero, ¿Qué pasa cuando los huecos están en el corazón? A veces provocados por haber tomado decisiones equivocadas, situaciones fortuitas o simplemente por algún mal momento que a todos nos toca vivir. Son esas duras circunstancias las que probablemente han causado un daño en tu interior, han dejado huecos y hoy, muy difícilmente los puedes disimular o tapar porque al final, siempre terminan siendo evidentes.

Salmos 103:3-5 “Él es quien perdona todas mis maldades, quien sana todas mis enfermedades, quien libra mi vida del sepulcro, quien me colma de amor y ternura, quien me satisface con todo lo mejor y me rejuvenece como un águila.” Versión DHH 

Jesús vino a la tierra no sólo para que tengamos vida en Él, sino también para sanarnos de todas las heridas que el trajín de vivir nos deja. Acércate a Dios sin fijarte en el tamaño o la profundidad de la herida, su amor siempre tiene la forma exacta para sanarla.

Después de todo, un corazón sano ama mejor a la familia, siempre mira con optimismo los retos que le da la vida, encuentra en toda ocasión una oportunidad de sonreír y es el mejor traje que todos deben llevar para empezar a festejar la vida.

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