Javier sabía que si era bueno, su padre le llevaria a tomar un helado. Todo dependía de él. Javier sabía que se habia ganado el helado. Su padre era un hombre paciente, pero incluso él tenía sus límites. Si Javier actuaba mal, él podía decir a su helado adiós. Valía la pena ser bueno para ser recompensado.
Siempre parece haber condiciones en todo. Pequeños compromisos que nos atan. ¡Qué maravilloso es cuando nos encontramos con relaciones que no conllevan ningún compromiso. Nuestra relación con Dios es así: no hay condiciones, sin condiciones. Nos ama incluso cuando somos indignos de ser amados. Podemos hacer las cosas mal, y podemos estar mal, pero Dios nos da la bienvenida de nuevo cuando volvamos a él. Él nunca retiene su favor de los que llegan a él.
Oración:
Padre Santo; No siempre soy tan bueno/a como sé que debería ser. Actúo terribles a veces. Por favor, perdóname y acéptame, Señor. Te amo, y quiero ser digno de ti. Amén
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