En Buenos Aires vive un “joven” bautista de ochenta y siete años muy conocido en el ambiente evangélico.
Y decimos “joven”, porque a pesar de sus años don Máximo Daglio trabaja en la obra del Señor con un entusiasmo propio de la edad juvenil.
Pues bien, hace un tiempo don Máximo se encontró en la calla con una gitana que le quiso adivinar la suerte. Creyéndolo presa fácil, le dijo:
-Abuelo, ¿quiere que le diga cuántos años va a vivir?
A esta pregunta don Máximo contestó con otra:
- ¿Y usted cuántos piensa vivir?
- ¿Yo? -----respondió la mujer----.
¡Ah, yo pienso vivir hasta los setenta!
- En cambio yo ----dijo don Máximo---, sé con toda seguridad que voy a vivir para siempre.
La gitana le echó una mirada lastimosa, pensando sin duda que el pobre viejecito no las tenia todas consigo; y ya se disponía a partir en búsqueda de un mejor cliente, cuando el anciano agregó:
- Si le digo a usted que viviré para siempre, es porque Jesús nos dejo esta promesa: “De cierto de cierto os digo: El que oye mí palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida! (Juan 5:24).
¿También tienes tu esta esperanza? si no has recibido a Jesús como Salvador hazlo ahora mismo no lo dejes para mañana.
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