Mi papá reparaba motores de yacimientos petrolíferos para ganarse la vida y motores reconstruidos del coche para la diversión. Papá amaba las máquinas. Pero Dios le dio un hijo que no tenia la habilidad para ser mecánico ... un hijo que no podía diferenciar entre un diferencial y un disco de freno. Mi padre intentó enseñarme. Traté de aprender. Honestamente, yo lo hice.
Las máquinas me anestesiaron. Pero los libros me fascinaron. ¿Qué hace un mecánico con un hijo que ama los libros? Él le da una tarjeta de la biblioteca. Le compra un par de volúmenes de regalo. Coloca una lámpara junto a la cama para que pueda leer por la noche. Paga la matrícula para que su hijo pueda estudiar la literatura de la universidad en la escuela secundaria. Mi papá hizo eso.
¿Sabes lo que no hizo? Ni una sola vez dijo: "¿Por qué no puedes ser un mecánico al igual que tu padre y abuelo?" El mejor regalo que le puede dar a sus hijos no es su riqueza, ¡pero revelándoles su propia riqueza!
—Max Lucado
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