Se cuenta una historia de un hombre que quería ser millonario, tener muchas mujeres y hacerse my famoso. Busco muchos medios para conseguirlo y no pudo lograrlo hasta que atrapado por su lujuria pactó con Satanás.
El pacto que hizo fue que el le entregaba su vida a cambio de riquezas y muchas mujeres, el enemigo le dijo “trato hecho.”
El hombre se hizo rico muy pronto y también tuvo muchas mujeres, todas las mujeres que tocaba con un pañuelo satánico que tenia se la conseguía.
Pero este hombre un día se equivoco y puso sus ojos donde no debía ponerlo, se fijo en una mujer santa, en una mujer consagrada y saco el pañuelo satánico y la magia no le funciono.
Muy pronto el hombre se sintió desilusionado, fue donde Satanás y le dijo; “pero tu y yo hicimos un pacto que todas las mujeres que yo tocara iban a ser mías, ¿que ha pasado que toque una con el pañuelo y no me hace caso?”
Y Satanás le dijo; “Yo he cumplido, te he dado riquezas, te he dado mucha fama y también muchas mujeres del mundo, inclusive tu puedes entrar a las iglesias y todas esas mujeres que no están firme o estables en la fe, tienes autoridad sobre ellas.”
“Pero esa que tu tocaste yo no tengo ningún poder sobre ella porque esa es una mujer de oración, esa es una mujer consagrada, una mujer santa y cada vez que yo la veo tengo que huir.”
El enemigo no tiene poder sobre hombres y mujeres santos consagrados sometidos a Dios.
Dice la Biblia en Santiago 4:7: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.”
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